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Tabaré Vázquez, Néstor Kirchner y el punto más bajo en las relaciones argentino-uruguayas

A los 80 años de edad, ha fallecido el ex presidente del Uruguay Tabaré Vázquez. Durante sus dos administraciones (2005-2010 y 2015-2020), Vázquez convivió con los presidentes argentinos Néstor Kirchner, Cristina Kirchner y Mauricio Macri.

Siendo presidente del Uruguay, le tocó vivir el momento en que las relaciones argentino-uruguayas experimentaron su punto más bajo de la historia reciente.

Corría el año 2005 cuando la Argentina entró en un inexplicable conflicto con el Uruguay. Vázquez había asumido poco tiempo antes, el 1° de marzo de aquel año. Era el primer presidente uruguayo surgido del Frente Amplio, un movimiento de izquierda moderada que después de varios intentos logró desplazar del poder a los partidos tradicionales (Nacional y Colorado). En tanto, Néstor Kirchner atravesaba acaso los mejores días de su presidencia. Empujada por la demanda de productos de exportación, la economía argentina crecía “a tasas chinas” desde fines de 2002. Pronto obtendría un resonante triunfo electoral y preparaba a su esposa como candidata-heredera. En tanto, un discurso “latinoamericanista” y “progresista” lo emparentaba con una pléyade de líderes del “Socialismo del Siglo XXI” que llegaron al poder en aquellos años: Lula da Silva, Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, entre otros.

Pero la supuesta afinidad ideológica no impidió el derrumbe de las relaciones entre Buenos Aires y Montevideo.

Los hechos se precipitaron cuando manifestantes ambientalistas y parte de la población de Gualeguaychú tomaron el puente internacional que conecta al país con la República Oriental del Uruguay en rechazo a la construcción de una planta de celulosa en Fray Bentos (Botnia). De nada sirvieron las argumentaciones de las autoridades orientales que sostuvieron que se había aplicado la tecnología más avanzada en la materia y con el menor nivel de contaminación del mundo. El conflicto se extendería durante meses y luego años provocando un deterioro serio en las relaciones diplomáticas con el Uruguay. El caso revelaba la conducta reiterada del gobierno kirchnerista en materia de política exterior: relegar todas las cuestiones internacionales ante los conflictos y necesidades de la política doméstica.

La enemistad creciente entre el presidente argentino y su par uruguayo se intensificó a pesar de que durante la campaña electoral de 2004 Kirchner había respaldado abiertamente la candidatura de Tabaré Vázquez -entonces alcalde de Montevideo- como reemplazante del presidente Jorge Batlle. La actitud del presidente argentino había sido, al menos, audaz, al comprometerse explícitamente en cuestiones de política interna de otro país.

En tanto, en marzo de 2005 Batlle dejó la presidencia, pero no sin antes firmar la autorización para la instalación de las pasteras en Fray Bentos. Su sucesor, Vázquez, continuó estimulando el proyecto. Al año siguiente, el conflicto escaló. El gobierno kirchnerista impulsó una demanda ante la corte internacional en La Haya por “violación del tratado del Río Uruguay”. A fines de 2007, el presidente Vázquez daría la autorización final para que las plantas de Botnia comiencen a funcionar plenamente. Kirchner se indignó: en la primera oportunidad en que lo cruzó -durante una cumbre regional- le dijo: “La verdad, estuviste muy mal. Nos diste una puñalada. No a mí, sino a todo el pueblo argentino”.

En tanto, el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya se conocería recién en marzo de 2010, cuando ya Cristina Kirchner y José “Pepe” Mujica estaban al frente de ambos países. Su resolución fue vista como “salomónica” dado que el tribunal dictaminó que Uruguay incumplió un tratado que protege a un río limítrofe con Argentina al autorizar la instalación de una planta de celulosa sin informar y negociar con su vecino, lo cual desató una crisis diplomática. Sin embargo, la demanda presentada por Argentina por contaminación visual y sonora en la zona no tuvo una respuesta favorable para Buenos Aires.

Para entonces las relaciones entre los gobiernos argentino y uruguayo ya estaban seriamente dañados y la confianza entre las partes, comprometida. En 2012 el entonces vicepresidente uruguayo, Danilo Astori, considerado un “moderado” en el oficialista Frente Amplio, explicó que las relaciones con la Argentina estaban enturbiadas “no sólo por lo comercial, sino por los dragados, puertos, energía, gas y energía eléctrica”.

Años más tarde, Vázquez admitió que su gobierno llegó a evaluar la hipótesis de un conflicto armado con la Argentina a partir de la controversia por las pasteras durante el año 2006. Incluso reveló que exteriorizó ese extremo durante una reunión de trabajo con la entonces secretaria de Estado Condoleezza Rice. Vázquez hizo esas declaraciones el 12 de octubre de 2011, durante una charla con alumnos de un colegio de Montevideo.

El tiempo daría oportunidad para una mejora en el vínculo bilateral. Las relaciones gubernamentales argentino-uruguayas fueron infinitamente más amistosas durante el período 2015-2019 que durante los diez años anteriores pese a que en la Argentina había sido elegido el presidente centrista Mauricio Macri. Ello demostró una vez más que los vínculos entre las naciones deben conducirse conforme a principios estatales y en virtud del interés nacional y no en función de preferencias ideológicas o caprichos personales.

El autor es Mariano Caucino, especialista en relaciones internacionales, y fue embajador en Israel y Costa Rica

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