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El Consejo de “inseguridad”

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas está integrado por 15 miembros, y por más que países como Alemania, Japón y Brasil protesten y hagan lobby permanentemente, parece muy poco probable que la estructura del Consejo se modifique en el corto y mediano plazo.
Cinco miembros permanentes (o eternos, como se quiera definir) están fuertemente atornillados en sus sillones y no dejan de ejercer su derecho a veto ni por un segundo: China, Francia, Rusia, Gran Bretaña y Estados Unidos.

Los otros diez miembros no permanentes son rotativos cada dos años. Hoy, esos 10 países son: Alemania, Bélgica, Estonia, Indonesia, Nigeria, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas, Sudáfrica, Túnez y Vietnam.

En julio de 2015, Irán y seis mediadores internacionales —Rusia, EEUU, el Reino Unido, China, Francia y Alemania— firmaron el PAIC, que impuso una serie de limitaciones al programa nuclear iraní con el objetivo de excluir su posible dimensión militar, a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales.

Según el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) Irán acordó eliminar sus reservas de uranio enriquecido medio, disminuir sus reservas de uranio enriquecido bajo en 98% y reducir en dos tercios sus centrifugadoras de gas durante trece años. A lo largo de los quince años siguientes, Irán solo enriquecería uranio hasta 3,67%. Irán también acordó no construir ningún reactor nuclear nuevo de agua pesada durante el mismo período de tiempo. El enriquecimiento de uranio se limitaría a una sola instalación que utilizase centrifugadoras de primera generación durante diez años. Otras instalaciones serían transformadas para evitar los riesgos de la proliferación nuclear.
Para vigilar y verificar el cumplimiento del acuerdo por parte de Irán, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OEIA) tendría acceso regular a todas las instalaciones nucleares iraníes. El acuerdo establecía que, en compensación por sus compromisos, Irán sería aliviado de las sanciones económicas que le habían impuesto los Estados Unidos, la Unión Europea y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Sin embargo, en mayo de 2018, Washington rompió el pacto y activó varias baterías de sanciones contra Irán con el argumento de que ese país seguía desarrollando armas nucleares.

La información periodística de acuerdo al relato del Consejo de Seguridad, un año después de la retirada de EEUU, Irán comenzó a recortar gradualmente el cumplimiento de sus compromisos nucleares ante la falta de avance del resto de los países signatarios para contrarrestar las restricciones norteamericanas.

El Consejo atacó duramente a Estados Unidos por salirse unilateralmente del Acuerdo. No aceptaron que Irán no comenzó un año después de la salida de Estados Unidos a violar el Acuerdo como insisten en hacer creer, sino que Irán en ningún momento cumplió lo acordado. Y no sólo Estados Unidos e Israel lo sabían, lo sabían todos. De la misma forma que sabían y veían como Irán entraba en la guerra civil en Siria, se instalaba con sus tropas, colocaba fuertes contingentes de Hezbollah en el terreno, le seguía suministrando armas y logística a Hamas para que continuara el ciclo de terror contra los civiles israelíes, y seguía enriqueciendo uranio.

Irán además se sintió muy protegido por esas decisiones del Consejo por lo que agregó la retórica y sus autoridades reiteraron varias veces su amenaza de eliminar a Israel, y utilizaron en sus mensajes internacionalmente públicos toda la retórica nazi posible. Y nadie, ni en el Consejo ni en ningún organismo de ONU dijo una palabra. Irán se sintió avalado por todos lados: firmó un acuerdo que nunca pensó en cumplir; y podía seguir con sus planes militares expansionistas en Siria y en Irak.

Hasta que llegamos a fines de la semana pasada. El Consejo de Seguridad derrotó de manera categórica el viernes último una propuesta de resolución estadounidense que buscaba ampliar el embargo a Irán en forma indefinida. Sólo la República Dominicana la apoyó. Rusia y China la rechazaron y los 11 miembros restantes se abstuvieron. Estados Unidos se quería anticipar a la finalización del embargo de armas a Irán que el Acuerdo de 2015 lo finaliza el próximo mes de octubre.Israel no hizo silencio y calificó duramente al Consejo de Seguridad señalando que siendo Irán una seria amenaza en Medio Oriente, cómo es posible que el Consejo en lugar de limitar su armamento le de un respaldo para seguir aumentando su arsenal.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, declaró que Estados Unidos podría invocar el mecanismo de “restitución rápida” previsto en el acuerdo nuclear de 2015 que restauraría todas las sanciones de la ONU contra Irán. La “restitución rápida” fue concebida en caso de que se mostrara que Irán hubiera violado el acuerdo, mediante el cual se benefició de una disminución de las sanciones por miles de millones de dólares a cambio de que restringiera los alcances de su programa nuclear.

Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania continúan comprometidas con el acuerdo de 2015, y han dicho que una ampliación del embargo de armas llevaría a Irán a retirarse del acuerdo nuclear e intensificaría su búsqueda de armas nucleares. Resulta muy complejo asimilar que tres de estos países realmente sigan creyendo que el hecho que Irán haya firmado un papel llamado Acuerdo en 2015 haya hecho que Irán se olvidara de su programa nuclear. Que Rusia y China lo defiendan es lo normal. ¿Pero Europa no ve, no escucha, no cree en sus propios servicios de inteligencia? Esta situación va mucho más allá de quien sea el Presidente de Estados Unidos. Se trata de estrategias para impedir que un país que ha amenazado seriamente con hacer desaparecer a Israel de la faz de la tierra, que ha invadido y ocupado dos países de Medio Oriente, no tenga la capacidad nuclear de hacer volar el planeta.

La Embajadora de Estados Unidos ante ONU Kelly Craft fue clara y precisa esta semana: “Irán se ha burlado del embargo de armas; ha fomentado el conflicto y el terrorismo. La historia está llena de políticas de apaciguamiento fracasadas y hoy estamos frente a otra. No se equivoquen: Rusia y China, con esa política, hacen a este Consejo disfuncional. Irán celebra. Hezbollah celebra tener más armas. Maduro celebra el apoyo de Irán”.

La pandemia avanza y el descalabro económico y social mundial también. El Consejo de Seguridad disfruta su mundo paralelo. Como toda política de apaciguamiento, así como Chamberlain quedó sumergido en el océano de la infamia, que los que se creen apaciguadores hoy, no se confundan. La historia es implacable.

Por Eduardo Kohn

Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.

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