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Sábado a la noche, otra vez…

Como sucede fin de semana por medio, los sábados por la noche se renuevan las esperanzas de muchos trabajadores y empresarios ante los anuncios del Presidente Fernández, respecto a la cuarentena, su continuidad y sus posibles flexibilizaciones.

Llegó el día tan ansiado, y Alicia volvió a ilusionarse con la posibilidad de una flexibilización responsable. Además fantaseó con la chance de volver a trabajar, y poder reencontrarse con sus seres queridos.
Aunque, durante la semana previa al anuncio presidencial, los medios de comunicación de algún modo se encargaron de preparar a sus lectores, oyentes y televidentes, con la “novedad” de que la cuarentena en Argentina podría extenderse hasta el 7 de junio.

El bombardeo de noticias no le importó a Alicia, ella misma se asume como una mujer con mucha fe y esperanza. En su interior analizó: “seguramente el Presidente y sus asesores tendrán sentido común, y sabiendo que el frío es cada vez más frecuente, nos permitirán a los vendedores de indumentaria, poder abrir nuestros comercios, y proveer de ropa de invierno a nuestros clientes”.

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Intentó autoconvencerse de que esta vez sería diferente. “No hay mal que dure cien años”, se decía para sí, mientras enviaba un mensaje de aliento a su hermano Quique, abogado de profesión.
Sin embargo, Quique, que es escéptico, no creyó en el Presidente y se sintió abandonado por él.

Su hermana lo comprendió, en gran parte tiene sus razones. Alberto Fernández es abogado y hasta profesor de derecho en la Universidad de Buenos Aires, pero en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Justicia está frenada hace más de sesenta días y sólo atiende cuestiones urgentes. Según Quique el Presidente no hizo nada por sus colegas. No declaró esencial la actividad del abogado, ni fomentó el reestablecimiento del Servicio de Justicia. Tampoco otorgó un subsidio para mejorar la plataforma digital judicial y facilitar el trabajo remoto a empleados judiciales y abogados.

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A pesar de la negatividad de su hermano, Alicia intentó darle ánimo. Le recordó como salieron adelante tras la hiperinflación de 1989 y el colapso financiero social del 2001, anunciándole así como en aquellos años duros, que esta crisis también pasaría.

Unos minutos más tarde, mientras ambientaba el living con banderas argentinas como si fuera un mundial de fútbol, para mirar la conferencia de prensa del Presidente, Ali recibió la respuesta de su hermano.

Esta vez, Quique no fue negativo, sino reflexivo. En su breve audio de 15 minutos de duración, le dijo: “Tanto vos como yo, estamos pasando por lo mismo, pero le hicimos caso a papá, y durante largo tiempo, nos privamos de muchos gustos y ahorramos dinero. Nuestros hijos se burlaron porque guardamos los dólares adentro de una media, pero ese dinero nos permitió sobrevivir estos dos meses de aislamiento. No tenemos ingresos, ni planes sociales, mucho menos derecho al Ingreso Familiar de Emergencia, que tampoco lo hubiéramos aceptado. Mientras podamos trabajar, jamás le pediremos nada al Estado, sino que viviremos de nuestro esfuerzo. Para eso nos educaron: para trabajar y ser independientes. Como abogado siempre tengo por norte lo que establece la Constitución Nacional en su artículo 14, que nos garantiza el Derecho a trabajar. Hoy por hoy ese derecho está limitado, sólo para algunos rubros, supuestamente esenciales, por sobre otros considerados no esenciales. En consecuencia se está restringiendo una garantía constitucional ¿Con qué criterio se permitió la apertura de agencias concesionarias de automóviles y por ejemplo no se declaró esencial la venta de indumentaria y calzados? ¿Acaso con el contexto actual, la gente necesitará comprar automóviles, o necesitará comprar abrigo, ropa, zapatillas para los chicos que crecen por más que estén encerrados? ¿Acaso después de tanto tiempo de cuarentena, no será necesario declarar esencial la actividad de profesionales independientes como abogados, contadores y psicólogos? ¿En este contexto, es más relevante una juguetería o el servicio de profesionales abogados, contadores y psicólogos? Obviamente, Ali… celebro que las concesionarias y jugueterías estén abiertas y haya más personas trabajando, pero no puedo entender el criterio del Poder Ejecutivo de ponderar una actividad por sobre otra. ¡No hay una igualdad real ante la Ley!
El Presidente siempre investigó y tuvo en cuenta lo que hicieron otros países. Sus errores y virtudes nos ayudaron a bien. Nos permitieron anticiparnos. Esos países con casos críticos de Covid19 como Italia y Reino Unido, de a poco van normalizándose, siempre con los cuidados respectivos. Un ejemplo de grandes avances es Israel y su progresiva reapertura. ¡En Alemania hasta volvió el fútbol y el teatro! Por eso, esta vez, me atrevo a ser optimista y a esperar con expectativa el anuncio de una normalización progresiva del diario vivir y la actividad económica.

También recordé lo que nos contó papá cuando estuvo en el Gueto en Varsovia, a pesar de las pésimas condiciones en que vivieron, hacinados, con hambre, aterrados, sin derechos y con enfermedades, siempre intentaron vivir dignamente, salir adelante y ayudarse entre sí. Hasta tenían obras de teatro, conciertos de música, diarios, actividad religiosa, escuelas y diversas actividades culturales. Por eso me pregunto, si ellos que vivieron bajo esas terribles condiciones, pudieron salir adelante, ¿Cuánto más nosotros, ochenta años después, en libertad, con todos los avances de la medicina y la tecnología, hiper comunicados y con distanciamiento social?
Lo que a mí más me afecta, y que vos no entendés, es que desde el Estado han omitido una Garantía Constitucional fundamental, y es LA DIGNIDAD HUMANA de los administrados, perjudicando gravemente a muchos sectores, a los que siempre nos cargaron con más y más impuestos. Somos el sostén del sistema tributario, y nos desprotegen durante esta crisis, frustrando, junto con la Corte Suprema, nuestro derecho a trabajar, pero sin dispensarnos de la obligación de pagar impuestos. ¿Me entendés ahora hermanita…? ¡Es la DIGNIDAD lo que me duele! La dignidad que tantas generaciones nos llevó recuperar, y que ahora de un plumazo nos vuelven a despojar! Perdoname si me extendí, pero necesitaba desahogarme. Los abogados no queremos planes ni asignaciones, ni créditos a tasa cero, solo queremos poder trabajar, y que el Estado nos garantice un trato digno y humano, donde mínimamente se nos escuche y se nos dé respuesta a todas las peticiones que venimos haciendo desde que se decretó el aislamiento social obligatorio.

También como contribuyente, me preocupa el efecto sociocultural de que el Estado regale dinero sin más. Sería de ayuda para la economía del país que los beneficiarios del ingreso familiar de emergencia, tengan que devolverlo en algún momento, así sea más bien un acto simbólico, devuelto en cuotas, a largo plazo, y aún devaluado por la inflación. Eso hace a la conciencia y responsabilidad, y también a la SOLIDARIDAD que parece que sólo a unos pocos nos exigen que tengamos.
Pero sobre todo, pienso que ayudaría a que las nuevas generaciones entiendan que no todo es gratis en Argentina, sino que el esfuerzo debe ser solidario y de todos.

Perdón nena, el audio es larguísimo. Pude hacer catarsis, me siento más aliviado y positivo… Ahí va a hablar el presidente… después hablamos, un beso”

Después de escuchar el audio de su hermano en varias partes, entrecortadas con el sonido de la pava hirviendo, el timbre de un delivery equivocado, los aullidos de su perro por una serie de sirenas de bomberos y ambulancias, Alicia llamó a sus hijos para escuchar la conferencia del Presidente junto a Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y Axel Kicillof, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires.

A desgano llegaron al living Juan, Bernardo y Soledad. Ellos admiraban, “la onda” que le ponía su mamá a esta situación y lo esperanzada que estaba con que se anunciaría algo favorable para los vendedores de indumentaria, aunque ellos estaban seguros que todo seguiría igual o peor.

Cuando comenzó la conferencia de prensa, la esperanza se evaporo rápidamente en Alicia.
Ella trató de mostrarse fuerte delante de los chicos. Como si fuera un partido de fútbol, se autoengañaba acerca de que al final del partido se daría vuelta el resultado y obtendría la victoria.
Pero no, el partido estaba perdido antes de jugar.

Entonces reflexionó en su conciencia, con mucha desesperación: “la media no da intereses, cada vez está más flaca y no tengo forma de tener ingresos más que trabajar. Soy sostén de hogar y mis hijos todavía dependen de mí.

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Siguió hablándose a sí misma: “estos políticos están alejados de la realidad, todos los meses tienen su salario asegurado, no conocen lo que es estar en nuestros zapatos. Para ellos somos un simple rubro que no puede volver a trabajar y nada más. ¿Hasta cuándo?”

Y como si fuera una broma del destino, se escuchó al Presidente, despojándose de su investidura, contestarle enojado a un periodista: “¡Qué me importa cuánto dure la cuarentena, va a durar lo que tenga que durar!”
De inmediato, Alicia se quebró, viéndose impotente ante una realidad que no puede cambiar y sintiéndose vulnerada por esa decisión presidencial, mientras se cubrió el rostro con la bandera Argentina para que sus hijos no la vieran llorar.

Y repentinamente, se escucharon los gritos de indignación de Sole, “Basta de hacer política, no da. Flaco, date cuenta que sos el gobernador, ya no estás en campaña. ¡Harta me tienen echándole culpas a su antecesor! No arruines el trabajo en conjunto con chicanas fuera de lugar. Y encima todos tienen el pelo bárbaro, prolijo, bien cortado, mientras las peluquerías están cerradas acá en la Ciudad de Buenos Aires… seguramente todos tienen una esposa, o hijos, que saben cortar el pelo ¡Vamos!”

Envuelta en un mar de lágrimas, Ali se quitó la bandera que envolvía su rostro y les dijo a sus hijos: “Por más que el gobierno me restrinja de ejercer mi trabajo, saldremos adelante y no moriremos de hambre. Aunque no tenga ni pies ni cabeza que las joyerías sean una actividad esencial y la venta de indumentaria no, sin ánimo de ofender a los joyeros, le ganaremos al sistema y levantaremos cabeza.”

En dos semanas todo cambiará, será sábado a la noche otra vez, conferencia del Presidente en la TV, con distanciamiento social, pero todos trabajando… otra vez.

Por Ruben Budzvicky (Colaborador Radio Jai)

Ilustración: Sabrina Fauez

Historia ficcionada basada en hechos reales.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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