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Inolvidable primera ordenación rabínica en Chile

El rabino Lejderman es brasileño, estudió en Israel y en los últimos años ingresó al Semanario Rabínico Marshall Meyer (sede Santiago). Trabaja como educador y mashpia en el Instituto Hebreo de Santiago de Chile.

La semana pasada, con la participación de los máximos representantes del Seminario Rabínico Latinoamericano, dirigentes comunitarios, rabinos masortim, compañeros y alumnos del Instituto Hebreo, se realizó en la Sinagoga del Círculo Israelita la ordenación rabínica (hasmajá), de Lucas “Pato” Lejderman.

Pato, oriundo de Brasil, ha realizado durante los últimos años una extraordinaria labor como moré y guía judaico en el Instituto Hebreo, y en forma paralela realizó sus estudios rabínicos en la filial chilena del Seminario Rabínico Latinoamericano.

La ceremonia realizada en el Mercaz tuvo momentos de gran emotividad, como por ejemplo la bendición que realizaron todos sus colegas, poniendo sus manos sobre la cabeza y el talit de Pato.

Marcando un camino

En su primer discurso como rabino, Pato agradeció a diversas instituciones y personas: movimiento juvenil Chazit HaNoar, rabino Yehuda, Avigail de Marom, Jorge Campodonico, rabino Alejandro Bloch, rabino Pablo Gabe, jazán Ariel Foigel, rabino Ariel Stofenmacher, rabino Gustavo Kelmeszes y Vivi, rabino Ariel Sigal, Sergio Herskovits, rabino Eduardo Waingortin, también a sus abuelos, padres, hijos y a su mujer Jessica, y obviamente D’s.

Posteriormente definió al judaísmo “Al haTorá, al avodá, veal guemilut jasidim”.

“Judaísmo es estudio serio de toda nuestra literatura, tomar cada una de las obras del aarón hasfarim (la biblioteca judía) como una fuente posible de encuentro con la divinidad, de formación, de inspiración y de transformación. Mirar el texto y hacerse las preguntas difíciles que nos provoca. Recordar que el texto debe unirse a su contexto, si no será apenas un pretexto. Solo con este estudio serio podemos tener las herramientas para poder seguir adelante”, dijo

“Avodá, el trabajo de corazón del sentir, del emocionarse, de sentir una revolución interna. De poder practicar un lej lejá continuo de profunda conexión, yendo y viniendo adentro de nosotros para encontrar con esta chispa divina que cargamos adentro”, destacó en segundo lugar.

Y finalmente remarcó: “El judaísmo, como nada en este mundo, no se sostiene sin el hacer. Por esto el tercer pilar son las prácticas de buenas acciones con otros. Solamente cuando nos relacionamos de forma verdadera, sin intereses, sin segundas intenciones, solo ahí se da la verdadera relación (en palabras de Buber, la relación yo-tú, y no yo-eso). Quiero hacer buenas acciones a otros no porque ellos necesitan de eso, soy yo que necesito relacionarme y ayudarlos”.

Por otro lado, el nuevo rabino destacó que somos seres de relación. “No podría existir un judío totalmente aislado del mundo, el judío necesita de su kehilá para poder tener el marco de relación y de vida judía”.

Frente a esta realidad, elaboró algunos pensamientos:

“Cuando uno decide ser educador entiende que estamos acá para plantar árboles, cultivar el máximo de semillas, pero que quizá no llegará a nosotros cosechar. Pero así como cuando llegamos a este mundo ya estaban los árboles que hoy disfrutamos, por el esfuerzo y el legado de nuestros antepasados, lo que nos corresponde a nosotros es preguntarnos cuál es el legado que estamos dejando para el futuro”.

Un segundo Mantra para el rabino Pato se vincula a las palabras de Abraham Yoshua Heschell: “La principal amenaza del mundo no es la maldad de los malos, sino la indiferencia de las personas frente al dolor y las injusticias del mundo”.

“Gracias a esto -agregó- una hay una pregunta surge y que siempre hago a todos mis alumnos: ¿Qué nos obliga a ser buenas personas y sentir que somos obligados a hacer de este mundo un mundo mejor? Sinceramente, creo que todos nosotros tenemos la tendencia de caer en una zona de confort y terminar haciendo lo más fácil en vez de sacrificar un poco de nuestro bienestar en por los demás. Frente a esto, nuestra halajá judía y principalmente nuestra tradición desarrollaran un sistema que termina por obligarnos a hacer de este un mundo un mundo mejor”.

Finalmente, Pato se refirió a la condición de judío masortí. “Ser un judío masortí es querer ser una persona involucrada en el mundo, y jamás encerrada en un gueto. Nada más anti-judío que querer vivir aislado del mundo que nos rodea, sin contacto con el mundo exterior, y en el fondo en una actitud muy soberbia por creer que nosotros como judíos y el judaísmo en general no tienen lo que aprender de otros. Ser un judío masortí es no tener miedo de la tensión de vivir entre la halajá y la hagadá. Es saber que la ley solo se mantendrá vigente si más que la ley logramos guardar el espíritu de la misma. Necesitamos mantener la tradición judía que siempre existió de caminar con la halajá en una mano y el periódico en la otra. El judío y el judaísmo serio y profundo no tienen miedo de las preguntas, entienden la necesidad de reflexión y a veces de adaptación para mantenerse significativo. Este es el pacto viviente entre D’s y el pueblo”.

Ariel Stofenmacher,
rector Seminario Rabínico

“El seminario se fundó, y el nombre así lo dice, como latinoamericano, pero durante muchos años esto significó que estudiantes de distintos países llegaran a Buenos Aires para estudiar, graduarse y luego volver como rabinos o maestros a distintos países. Pero hace algunos pocos años comenzamos con otro enfoque, que fue enseñar físicamente en sus respectivos países. Comenzamos en Santiago, luego en Sao Paulo y pronto estaremos en ciudad de México. Esta es la segunda ordenación rabínica fuera de Argentina y estamos muy felices, porque además Pato es una persona maravillosa, con una solvencia emocional e intelectual muy alta. Sabemos que ya hace un trabajo muy bueno y lo seguirá haciendo. Y esperamos que este mismo camino lo recorran otros 4 o 5 estudiantes más que ya tenemos en Chile, demostrando lo comprometida que es la comunidad en este país”.

Sergio Herskovits,
director del Instituto Hebreo

“Me da mucha felicidad la ordenación rabínica de Pato, porque sé que es una gran persona, que impacta en el alma de la gente. Tenemos entonces un nuevo rabino, que más que en el Culto, que lo conoce y lo va a hacer excelente, va a ayudar a cambiar la vida de muchos judíos y a crear comunidad. Su impacto en los niños del colegio se debe a que es auténtico y habla con la visión de un judío abierto al mundo, que no vive en el gueto. Él es fiel a la tradición, pero también es libre, y eso conmueve a los alumnos. Pato dijo en su drashá, citando al Talmud, que es nuestra obligación continuar la tarea, pero no terminarla. Hoy el colegio está muy bien en el área judaica, donde ha habido un gran aporte de él y su esposa Jessica, en el contexto de nuestro plan para hacer del colegio un colegio judío pluralista. El rabino Pato tiene largo rato para estar en el colegio”.

Rabino Alejandro Bloch,
Seminario Rabínico Chile

“Pato, como dije, tiene muchos talentos, es una persona sumamente trasparente, que cree lo que dice y constantemente quiere estudiar y profundizar, y ese es un modelo que transmite pasión por el judaísmo. Y una de las cosas que necesitamos es tener pasión por nuestra tradición, que es tan maravillosa, con tantos recursos espirituales e intelectuales, que tiene tanto para dar en un mundo tan difícil. Y esto seguro que Pato lo seguirá logrando, con su lenguaje sano, sin ningún tipo de barreras para llegar a los jóvenes y poniéndose a su altura para elevarlos a la profundidad de nuestra tradición. Es un privilegio y un honor para nosotros que se gradúe en el Seminario Rabínico Latinoamericano, y para la comunidad judía de Chile es una enorme fiesta tener la primera ordenación rabínica aquí”.

Rabino Eduardo Waingortin

“Decir que mi consejo fue lo que lo hizo tomar la decisión de convertirse en rabino es un gran halago, pero siento que me queda muy grande. Es cierto que yo le dije, en un desayuno en Jerusalén, que uno en la vida puede estudiar historia o hacer historia. Y le dije que si iba a la comunidad chilena podría hacer un cambio significativo y hacer historia. Él lo relata como algo más significativo de lo que yo sentí en ese momento, pero me honra muchísimo sentir que algo pequeño pudiera haber hecho para que él esté con nosotros, entregando tantas cosas a la comunidad. Pato es un texto donde se puede leer pasión, ejemplo, conocimiento y se pueden leer sueños. Y espero que el Kadosh Barujú le permita entregar tantas cosas que están instaladas en él como semillas para cada lugar donde pueda estar. Sabemos que él quiere volver a Israel, pero queremos tenerlo el mayor tiempo posible acá”.

Dafna Jodorkovski, alumna

“Yo creo que es impresionante que Pato ahora será rabino, es lejos la mejor persona que uno podría pensar que debería ser rabino. Es un ejemplo impresionante de conocimiento, inspiración y cambio para todos. Cuando uno hace clases con él no lo siente como un ramo obligatorio, sino como algo optativo. Si él hiciera una clase fuera de horario de colegio creo que todos se quedarían igual, porque es demasiado enriquecedor”.

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