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Mujeres Notables. Sol Hachuel

Sol había nacido en Tánger (Marruecos) en 1817. Su padre Jaim Hachuel era mercader y talmudista; su madre Simja, una abnegada madre de familia. El padre organizaba grupo de estudios hebreos en su hogar, lo que ayudó a la joven Sol a mantener su fe en el judaísmo. Se comentaba que la belleza de Sol no tenía comparación en toda la región del Tánger. Como es costumbre en el judaísmo, llegó Sol a la edad de casarse, por lo que sus padres comenzaron a buscarle un esposo.

Un día el Califa de la ciudad se fijó en ella; mandó a sus guardias para que la traigan ante él. Le pidió matrimonio y ella, por ser judía no pudo acceder, como judía no podía casarse con un musulmán. Al escucharla, el Califa la encarceló para que cambiara de opinión y comenzó con los preparativos de la boda. Luego de 3 semanas fueron a buscarla para la ceremonia, y ella volvió a negarse. Se cree que en los siguientes días fue sometida a torturas.
Israel Joseph Benjamin, un explorador judío que visitó Marruecos a mediados del siglo XIX, describe en sus registros a Sol Hachuel diciendo que: “jamás el sol de África había alumbrado una belleza más perfecta”. Benjamin escribió que sus vecinos musulmanes habían dicho que “era un pecado que tal perla permaneciera en posesión de los judíos” y que “sería un crimen dejarles tal joya”.

Sol Hachuel fue llevada a la corte del Bajá. El gobernante le prometió la protección a sus padres, oro y matrimonio con la condición que se convierta, a lo que ella volvió a negarse. Registros narran que se la amenazó diciendo: “Te cargaremos con cadenas, serás rasgada por bestias salvajes, no verás la luz del día, perecerás de hambre, y así experimentarás el rigor de mi venganza y la indignación, de haber provocado la ira del Profeta”. La joven de 17 años respondió: ” voy a soportar pacientemente el peso de sus cadenas; daré mis extremidades para que sean rotas por las fieras; voy a renunciar para siempre a la luz del día, voy a morir de hambre, y cuando todos los males de la vida se acumulen en mí por tus órdenes, voy a sonreír ante la indignación y la ira de tu Profeta, ya que ni él ni usted han sido capaces de superar la debilidad femenina”. Sus padres apelaron al vicecónsul español Don José Rico en busca de ayuda, quien hizo lo que pudo para liberar a la chica, pero sus esfuerzos fueron en vano.

Se envió a Sol a la ciudad de Fez, donde el Sultán debía decidir su destino. Bajo la acusación de haber abandonado el islam, aunque nunca se convirtió, el Sultán nombró a un Qadi, quien convocó a los sabios judíos de Fez y les dijo que a menos que Sol se convirtiera al islam, ella sería decapitada y la comunidad castigada. Los dirigentes de la Kehilá la instaron a convertirse para salvarse ella y su comunidad, Sol se negó. Sol Hachuel fue decapitada en una plaza pública en Fez, el 9 de noviembre de 1834. Narradores describen las emociones de los ciudadanos de Fez en el día de la ejecución: “Los moros, cuyo fanatismo religioso era indescriptible, se prepararon, con su alegría habitual, para presenciar la horrible escena. En cambio los judíos de la ciudad se conmovieron con el más profundo dolor”.

Ella fue declarada mártir, los judíos la llamaron “Sol haTzadikah” (Sol la justa), y los árabes, quienes también la admiraron por su valor, la llamaron Lalla Suleika (la santa señora Suleika). Su tumba se convirtió en un lugar de peregrinación, tanto para judíos y musulmanes. Su lápida, que aún hoy se sigue visitando, tiene inscripciones en hebreo y en francés. En el texto en francés se puede leer: “Aquí descansa Mademoiselle Solica Hachuel, nació en Tánger en 1817 negándose a entrar en la religión islámica. Los árabes la asesinaron en 1834 en Fez. El mundo entero está de luto por esta niña santa”.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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