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Relaciones Nucleares entre Argentina e Irán

La Argentina apoyó de manera silenciosa el programa nuclear iraní durante la década del ’80, cuando los dos países trabajaban para mejorar las relaciones bilaterales, le dijo a i24NEWS Darío Jinchuk, consultor independiente de la agencia internacional de energía atómica (IAEA) y ex director de Asuntos Internacionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en una entrevista en Viena, el viernes.
Jinchuk dio a i24NEWS detalles de la cooperación técnica y comercial que existió entre Argentina e Irán durante la primera etapa de su programa nuclear que fue recomenzado por instrucción del ayatola Ruhollah Khomeini después de la Revolución Islámica de 1979.
El programa tenía un objetivo claro: obtener arsenal nuclear militar.
El predecesor de Khomeini, el Sha Mohammed Reza Pahlari, había comenzado originalmente la iniciativa durante la guerra fría, como parte de la política estadounidense de contrapeso a la entonces Unión Soviética. “El programa nuclear iraní comenzó en la década del `50, al igual que la de otros países, como contribución a la política norteamericana conocida como “Átomos de la paz”, cuando el entonces presidente Eisenhower intentó que prolifere el uso pacífico de la energía nuclear, explicó Jinchuk. “Con la ayuda de los Estados Unidos, Alemania y Francia, se construyó el primer reactor iraní. Era la primera etapa del plan nuclear de ese país”, agregó.
Jinchuk, físico graduado de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Hebrea de Jerusalém, dijo que cuando se interrumpió la ayuda de Occidente, después de la Revolución Islámica, Irán se acercó oficialmente a la Argentina en busca de contratos relacionados con el ciclo de combustible nuclear y agua pesada, y de ayuda para terminar su planta nuclear, Bushehr, que fuera bombardeada durante la guerra con Irak.
“Después de la Revolución se cortó toda la ayuda de Occidente y fue en ese entonces cuando Irán aceptó la ayuda de Qadir Khan, padre del programa nuclear pakistaní, explicó Jinchuk.
Según el mismo físico, Qadir Khan fue conocido por “transferir tecnología para propósitos bélicos, para enriquecer altos niveles de uranio para fabricar bombas para Irán, Libia y otros países”.
“En la década de los ’80, Irán ya era un país con capacidad de desarrollo medio, con un ambicioso programa nuclear para usos pacíficos”, declaró Jinchuk. “Irán se acercó oficialmente a la Argentina en el ’80, interesado en el ciclo del combustible nuclear y el agua pesada, y también para terminar su planta de energía nuclear Bushehr. “Hubo un acercamiento previo en la década del ’70 (durante el gobierno del Sha) – agregó – describiendo un contrato entre Irán y cinco científicos argentinos, que el gobierno había expulsado de instituciones argentinas.
“Entregaron experiencia en calidad de privados”, reveló Jinchuk, que no quiso mencionar los nombres de esos cinco individuos, ni otros datos, alegando que cuatro de ellos habían fallecido pero uno aún está con vida.
Irán y Argentina tuvieron una relación productiva, incluso durante el gobierno de Raúl Alfonsín y su abrupto final, hasta que el gobierno de Carlos Menem adoptó una política extranjera pro Estados Unidos. Esto distanció a la Argentina del Sha de Irán, teóricamente por presión norteamericana.
Se suspendieron los tres contratos nucleares, terminando abruptamente la era de las relaciones argentino-iraníes y dando comienzo a una nueva, marcada por dos ataques terroristas en suelo argentino. En 1992, el ataque a la Embajada de Israel, que arrojó un saldo de 22 personas muertas y 300 heridos. Y el segundo en 1994, el ataque a AMIA, la mutual judía argentina, que dejó un saldo de 85 víctimas fatales y 300 heridos, el peor ataque en la historia del país. Hasta el día de hoy, la justicia argentina cree que los dos ataques fueron perpetrados por Hezbolah, el brazo iraní en Líbano.
Un documento de 500 hojas redactado por el fiscal Nisman en 2006 sugirió que la cancelación de los contratos había sido la causa principal de los atentados.
Nisman fue luego hallado muerto en su domicilio, unos días después de haber denunciado a miembros del gobierno argentino de proteger a funcionarios iraníes de alto rango acusados de ser responsables del ataque a la AMIA a cambio de combustible y otros beneficios comerciales.
Debido a su conocimiento directo sobre el tema y su cargo en la comisión nuclear argentina fue llamado a dar testimonio en la causa.
“En el momento del ataque a la AMIA nos encontrábamos en un período de negociación con Irán sobre la suspensión de esos contratos. Irán le estaba pidiendo a la Argentina compensación por la cancelación y Argentina estaba intentando pagar lo menos posible”, dijo Jinchuk.
Sin embargo, Jinchuk fue cuidadoso de no establecer una relación directa entre los ataques y la cancelación de los contratos con irán.
Dijo que durante las primeras instancias las negociaciones giraron en torno a intereses comerciales.
“La Argentina recibió U$S 5,5 millones por el contrato de combustible a cambio del reactor; U$S 10 millones por la planta purificadora; y U$S 15 millones por el contrato de la fabricación de elementos combustibles”, aseguró Jinchuk.
Otro de los aspectos del contrato incluía un programa técnico por el cual Irán enviaba ciertos técnicos y científicos para su entrenamiento en la Argentina; esto no podía realizarse sin la aprobación del Estado.
Antes del acuerdo nuclear del plan integral de acciones nucleares conjuntas de 2015 (JCPOA) firmado entre Irán y los países P5+1, había rumores de un supuesto programa clandestino de transferencia de materiales y tecnologías nucleares a Irán vía Argentina y Venezuela.
Se decía que el esquema se originaba en Argentina, con materiales y tecnologías que pasaban a través del comandante Hugo Chavez aliado del Presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, vía vuelos secretos a Irán.
“No había una transferencia de tecnología desde a Argentina a Venezuela que pudieran ser trianguladas. El único contacto con Venezuela era para vender medicina nuclear, equipos de terapia con cobalto”, dijo Jinchuk sobre el supuesto esquema.

El presidente Donald Trump dejó sin efecto el acuerdo con Irán a mediados de octubre, dando órdenes a su gobierno de abordar lo que considera “serios defectos” incluyendo el permitir a Irán llevar a cabo investigaciones y desarrollo de técnicas de enriquecimiento de uranio mientras que su programa de misiles balísticos sigue avanzando.

Fuente i24

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