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Reflexiones en Pesaj

Tras la barbarie acontecida el 7 de octubre del año pasado, era inevitable la respuesta de Israel contra la organización terrorista palestina Hamas, una campaña que ya cumplió los seis meses, cuyo objetivo es desmantelar su estructura orgánica y militar, y la liberación de los rehenes secuestrados aquel día. La apertura del frente sur, supuso que la organización político-terrorista libanesa Hezbollah lo aprovechara para lanzar una ofensiva en el norte de Israel, sin embargo, y hasta el momento, se han producido intercambio de fuego entre aquella y las FDI, que han provocado la relocalización de decena de miles de habitantes de esa región de Israel y los costos materiales y bajas entre la población civil y efectivos militares, como así también, puntuales operaciones llevadas a cabo por la AIF y la artillería, han causado la muerte de importantes comandantes y blancos estratégicos de Hezbollah, en el sur y el oriente del Líbano.

Más allá, del ataque con drones y misiles tácticos lanzados por Irán, que alcanzaron algunos de ellos el territorio israelí, constituyendo el primer ataque directo llevado a cabo por el régimen teocrático de Teherán, neutralizado por una eficaz y coordinada operación defensiva, que involucró a los EE.UU., Reino Unido, Francia y también a los Reinos de Jordania y Arabia Saudita, la agresión iraní tuvo su respuesta la semana pasada, de manera puntual y limitada sobre objetivos estratégicos, dando lugar al status quo actual, lo que indicaría un punto final a la escalada entre ambos y alejado, por ahora, un conflicto regional que no es deseado por ninguna de las tres grandes potencias, EE.UU., China y Rusia, ni tampoco por la UE., ni siguiera por las monarquías árabes, un conflicto que obviamente tendría consecuencias a nivel global.

El enfrentamiento directo entre Israel e Irán, marcó un cambio en la estrategia de Teherán, pues atacar el territorio israelí o intereses o blancos fuera de Medio Oriente, lo ha realizado hasta ahora a través de sus proxis, Hamas, la Jihad Islámica, los Hutíes y el más importante y mejor armado, Hezbollah.

Ahora, los esfuerzos bélicos israelíes se dirigen sobre Rafah, en Gaza, con el objetivo de terminar con la capacidad militar de Hamas y lograr la libertad de los secuestrados, mientras tanto, en la frontera con el Líbano continuarán las hostilidades con y contra la organización político-terrorista libanesa y con decenas de miles de desplazados del norte.

En este escenario, me pregunto si acaso la estrategia del gobierno israelí respecto a Gaza no es equivocada, o aún peor, ¿hay realmente alguna estrategia, que contemple no sólo el día a día, sino como encarar el después, no sólo Gaza, sino la Cuestión Palestina en general?, porque si los objetivos políticos no están definidos, los esfuerzos tácticos de las FDI, no valdrán de nada.

Si la visión del 1er ministro Netanyahu y su gabinete era, que con la utilización del poder duro, es decir el militar, era suficiente para “aniquilar” a Hamas y recuperar a los rehenes secuestrados, estos seis meses transcurridos desde el 7 de octubre, demuestran una limitada y equivocada apreciación tanto de las fortalezas como de las debilidades del enemigo, e incluso de las consecuencias geopolíticas a nivel regional y global.

En Polemología, que es la disciplina que estudia los conflictos, éstos finalizan cuando una de las partes es eliminada o cuando los objetivos se tornan inalcanzables para una o ambas partes en disputa, o bien pierden importancia o interés, lo que decanta en una salida negociada o impuesta, por el actor más fuerte o por la presión de actores internacionales, y la Historia nos demuestra que en una guerra no triunfa necesariamente quién más bajas produce o más territorio gana, sino aquel que logra sus objetivos políticos.

Dicho esto, en el caso de la guerra con Hamas, debemos aceptar que la eliminación es imposible, pues las ideologías sobreviven a sus líderes, y en el caso palestino debemos entender que el islamismo radical, es un sistema ideológico religioso y político extremo, en el que el “martirio” es el precio que se debe pagar para lograr la victoria de la causa y sojuzgar o eliminar al infiel, es por esto que a Hamas no le importa el sufrimiento del pueblo palestino, y menos el sufrimiento humano del otro.

Ahora bien, veamos los objetivos políticos, en cuanto a Hamas, la barbarie del 7 de octubre saboteó los esfuerzos de la diplomacia periférica esgrimida por Israel a partir de los Acuerdos de Abraham, que se coronaría con un acuerdo con el Reino Saudita, que cambiaría significativamente la geopolítica regional y global. Otro objetivo logrado por Hamas, ha sido causar dolor y la percepción de inseguridad en la sociedad israelí, con las imágenes de la barbarie desplegada y provocar una respuesta armada israelí, que por lo ya señalado, causaría un daño humanitario y material a su propio pueblo, pero que a su vez le sirvió para reafirmar en las mentes palestinas, y porque no, en la calle árabe, el odio hacia Israel y colateralmente aparecer como víctimas y no como victimarios, reabriendo un antisemitismo expreso o larvado en parte de la comunidad internacional.

Quizás el objetivo político que no ha logrado completar Hamas, es que los eventos posteriores al 7/10 provocaran un levantamiento palestino en Cisjordania y en Israel, y que en este escenario estallara la guerra y se expandiera, con la participación de Hezbollah e Irán, que posibilitara la destrucción de Israel, resumiendo, la organización terrorista palestina Hamas, ha logrado algunos de los objetivos que se propuso a partir del ataque de octubre.

¿Y los objetivos políticos de Israel?, pues bien, el general retirado Giora Eiland, quien fuera Asesor de Seguridad Nacional y Jefe de Operaciones de las FDI, durante el mandato de Ariel Sharon, criticó al gobierno y al establishment de Defensa, por no tener una estrategia clara y que depende sólo de la presión militar para destruir a Hamas y recuperar a los rehenes, y esto según el citado militar conduce al fracaso o al menos no ha funcionado a lo largo de los seis meses transcurridos desde el 7 de octubre.

El militar israelí sostiene que, “estamos dispuesto a poner fin al conflicto y, en la etapa final de ese proceso, llevar a cabo la retirada total de nuestras fuerzas, con una condición, la liberación de todos los rehenes…buscar el acuerdo con los EE.UU. para presionar a Qatar y a otros países árabes, para que la reconstrucción de Gaza no se produzca mientras Hamas tenga el control de la Franja…y en un escenario, con el 80% del poder militar de Hamas destruido, construir un liderazgo alternativo con Egipto y la Autoridad Palestina.”

Lo expresado por el general Eiland, es una visión estratégica integral, con la que concuerdo absolutamente, lo que ratifica mi visión que el gobierno de Netanyahu gestiona el conflicto con Hamas con un vacío estratégico que no contempla objetivos políticos definidos, pues si bien es lícito y obligatorio la destrucción de la capacidad militar de Hamas, en miras a establecer un status quo, que asegure la seguridad de la población israelí y que impida a la organización terrorista frustrar cualquier normalización de relaciones tanto con la Autoridad Palestina como con el resto de países árabes, si no se tienen bien definidos los objetivos políticos pos-conflicto, el sacrificio y las muertes no tendrían sentido.

Por otro lado, el conseguir el objetivo político respecto al conflicto en Gaza, y por ende el cese de las hostilidades, abre las posibilidades de encarar el frente en el norte con Hezbollah, que de continuar con sus ataques, le darían a Israel la legitimación para actuar contra la organización político-terrorista libanesa, se podría lograr la presión de los EE.UU. y sus aliados sobre aquella, y arribar a la posibilidad de una salida diplomática, que en caso de fracasar, ratificaría el legítimo derecho de Israel a su defensa mediante la opción militar.

En cuanto a la República Islámica de Irán, la respuesta de Israel ha sido inteligente, demostrándole a Teherán, por un lado la capacidad de defensa israelí, con la posibilidad de concretar un bloque de cooperación con los países árabes frente a las ambiciones expansionistas iraníes es una realidad, y que la capacidad militar de Israel puede alcanzar objetivos sensibles en Irán con éxito.

Por último, en todo conflicto armado se deben gestionar el factor militar, el factor político, tanto en el plano interno como en internacional, y también el factor socio-económico, en el que Israel debe encarar la recuperación de su sociedad y la plena reactivación de su economía para hacer frente a los costes del conflicto.

Finalizando la columna de hoy, mis reflexiones son las siguientes, primero, el conflicto actual nos deja una lección para toda la comunidad global y organismos internacionales, hasta prácticamente el siglo pasado, en el escenario mundial había dos tipos de actores que podían amenazar la paz, uno los Estados-Nación que deben respetar el Derecho Internacional, que tienen derechos pero también obligaciones, y por lo tanto pueden ser disuadidos y/o sancionados por actos ilícitos, y los otros actores son, las organizaciones y grupos terroristas que si bien podían llevar ataques, causar daños humanos y materiales, sus actos no están sujetos a ninguna obligación internacional, ni a norma legal internacional y menos aún a la disuasión internacional, entonces se concluía que no tenían la capacidad de amenazar la paz global, pues bien este paradigma ha sido superado, en cuanto a que una organización terrorista hoy si puede amenazar la paz global, es más, como el caso de Hezbollah con una capacidad militar mayor a muchos Estados-Nación, incluso al del propio Líbano;; segundo, no es posible ni probable que un éxito militar se traduzca en un éxito político, si no hay objetivos políticos o no están definidos; tercero, si bien no se puede salvar el pasado, será necesario un proceso para enfrentar una coexistencia pacífica entre israelíes y palestinos en el futuro, mientras tanto en este Pesaj, en los hogares de los 133 rehenes habrá 133 sillas vacías, reclamando por su liberación, y en otros muchos hogares recordando a los asesinados por la barbarie asesina, o por los jaialim y jalialot caídos en acción, pero aún ante las adversidades, siempre prevalecerá el espíritu y la fuerza que son nuestra identidad y nuestros valores, por eso la frase elegida es de mi amigo Miguel Steuermann, que escribió: “Es de pueblos sabios ser moderados en la victoria y analíticos en los fracasos…” JAG PESAJ SAMEAJ!!!

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