Enfrentamientos armados en Sudán

Se viven momentos dramáticos en Jartum, la capital de Sudán, por los enfrentamientos armados entre las dos facciones gobernantes desde el golpe de Estado de 2021 contra el primer ministro Abdalá Hamdok. Por un lado, el general Abdel Fattah al-Burhan, jefe de las Fuerzas Armadas, y por el otro al teniente general Mohammed Hamdam, de la fuerza paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido, que se unieron hace dos años para deponer un gobierno civil de transición que buscó –sin éxito- llevar adelante una transición ordenada hacia elecciones libres y pacíficas. En Sudán imperó con mano de hierro Omar Hassán al-Bashir desde 1993 hasta 2019, y en esos años se cometieron gravísimos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Darfur, se enfrentó a la secesión de Sudán del Sur, y fue sitio de asilo de jihadistas como el embrión de Al Qaeda, cuyos miembros luego migraron hacia Afganistán. El líder de la fuerza paramilitar Hamdam fue quien llevó adelante, junto a sus milicias janjaweed, los crímenes cometidos en Darfur que costaron la vida de unas trescientas mil personas, y como “premio” el entonces presidente Bashir creó las Fuerzas de Apoyo Rápido.

Al-Burhan, su rival en este momento, era el comandante regional en Darfur, por lo que también ha sido parte y cómplice de los crímenes allí perpetrados.

Con esta lucha en las calles de la capital, se rompieron dos compromisos: el de unificar a las fuerzas paramilitares con el Ejército, y el de iniciar el traspaso a un gobierno civil, el llamado Acuerdo Marco de Transición.

Si bien el Consejo de Seguridad de la ONU, en este momento presidido por Rusia, hizo un llamado al cese de las hostilidades y los presidentes de Kenya, Sudán del Sur y Djibouti se comprometieron a viajar a Jartúm, nada de esto parece afectar a las partes que están combatiendo en las calles. Esto es inusual en Sudán, ya que los combates siempre han sido en otras regiones y raramente en la capital.

Ricardo López Göttig