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Rosario, una muestra del proceso de integración global del Crimen Organizado y el Terrorismo Transnacional

La socióloga Laura Ercharren, autora de Esperando a las Maras, un libro excelente sobre la problemática criminal, considera que este tipo de organizaciones, se hallan en estado embrionario en nuestro país y que existen todos los síntomas para que ciertos grupos delictivos se puedan constituir como tales, aunque con algunas diferencias con las verdaderas Maras de Honduras, El Salvador y Guatemala, pero si hay similitudes en cuanto explotar el mercadeo de la droga, el control territorial, la violencia y las fuentes de financiamiento, y quizás las diferencias más notorias sean, la extensión y cantidad de integrantes.

 

Al respecto, las condiciones que posibilitan que evolucionen son, la anomia que sufre nuestra sociedad, el deterioro de las Instituciones, en particular en las áreas de Seguridad y Justicia, sea por corrupción, por falta de capacitación y equipamiento, por la ausencia de una legislación que se traduce en instrumentos legales deficientes y obsoletos en relación a las nuevas modalidades delictivas, la falta de unidades carcelarias adecuadas, la distorsión y devalúo del sistema educativo, el déficit de la oferta laboral, la constitución de enclaves del narcotráfico en centro urbanos y suburbanos, como son los casos de Rosario y el Gran Rosario, en ciertos sectores de CABA y su periferia bonaerense.

 

Pues bien, también se puede agregar que esta descripción es la punta del iceberg, lo que obliga a una visión macro del Crimen Organizado Transnacional, y en este sentido, analizando a las organizaciones criminales y terroristas como actores no estatales que actúan a nivel global, se puede apreciar, que al igual que los actores estatales han buscado distintas maneras de integración regional e internacional, y lo han hecho o los están haciendo.

 

Este proceso de Integración se manifiesta a través de 3 niveles: 1) entre organizaciones criminales, locales e internacionales, 2) en el control de áreas y 3) por convergencia de rutas para el tráfico ilícito de todo tipo, pero particularmente del narcotráfico.

 

La interrelación entre organizaciones criminales, tal como entre actores estatales, se traduce en prestaciones que cada una puede aportar, como ser ubicación y/o control geográfico, seguridad de rutas o medios para el tráfico ilícito o los servicios financieros para la legitimación de activos, es decir, que se aplican los principios económicos del Modelo de Ventajas Comparativas.

 

Han quedado atrás los tiempos marcados por el enfrentamiento entre grandes grupos mafiosos, y de esta manera, a través de alianzas y pactos potencian su accionar, que en la actualidad caracterizan estas conexiones, tanto a nivel regional como intercontinental, y que también incluyen los vínculos, a veces simbióticos, con organizaciones terroristas.

 

Veamos algunos ejemplos del 1er. nivel: el intercambio que se dio desde principios del Siglo XXI entre las FARC colombianas y el Comando Vermelho de Río de Janeiro, Brasil, que recibía los cargamentos de cocaína y como contrapartida, el suministro de armas de todo tipo, industria brasileña, a la guerrilla comunista. Otro ejemplo: la actual alianza entre el Cártel de Sinaloa, Méjico, y la Banda de Los Urabeños o Cártel del Golfo, de Colombia, que se encargan del flete de la cocaína a Europa, además el Cártel mejicano también se ha aliado en Ecuador con el grupo Los Choneros, para el envío de cargamentos de cocaína a los EE.UU., mientras que otro Cártel azteca, Jalisco Nueva Generación, hizo lo propio y con idénticos fines, con otro grupo ecuatoriano, Los Lagartos, y esto ha desatado una guerra mafiosa entre los dos grupos por el control de las cárceles.

 

En cuanto a ejemplos intercontinentales, podemos citar a la Ndrangheta italiana y el Primer Comando Capital o PCC, brasileño, que tienen una alianza para la exportación de cocaína a Europa, un pacto que pudo haberse sellado entre el 2016 y 2017, con las reuniones entre el 2do. jefe del PCC, Gilberto Aparecido y el capo de la mafia calabresa, Domenico Pelle, por lo que no extrañó las detenciones en el 2020 de dos altos miembros de la Ndrangheta, uno de ellos Patrizzio Assisi, jefe de unos de los clanes de la organización.

 

Otro caso que se da en Ecuador, es la presencia de la mafia albanesa que actúa en los puertos ecuatorianos controlando el envío de la cocaína procedente de Colombia, lo prueba la presencia del jefe narco albanés, Arber Cekaj, quién estuvo a cargo de más de un centenar de embarques con destino a Albania, disimulados en cargamentos de plátanos, y también se lo relaciona con los grupos criminales que actúan en la provincia ecuatoriana de Sucumbios, frontera con Colombia, y que se encargan del traslado de la droga de la región colombiana de Putumayo a los puertos ecuatorianos.

 

Así también, otros grupos que se han relacionado, tanto con los albaneses como con los Cárteles mejicanos, son el Frente 48 y el Frente 32, de las FARC Disidentes, la Guardia Campesina Armada y Nuevo Horizonte, los que controlan el tráfico de cocaína y la minería ilegal de oro.

 

Por supuesto, no se puede omitir las alianzas en actividades ilegales de todo tipo que se dan en la región de la Triple Frontera, donde el Hezbollah libanés está presente desde mediados de la década de los 80, y que tiene nexos con la Tríada china de Hong Kong, los Tong, que le provee piratería informática que arriba al puerto libre de Iquique, Chile, y transportada para su distribución y comercio ilegal a Ciudad del Este, Paraguay, lo que se suma al tráfico de drogas y falsificación de monedas, y de esta manera, Hezbollah financia sus actividades a nivel global.

 

También, a través de los complejos comerciales y financieros que posee la organización terrorista libanesa en la Triple Frontera, proporciona el servicio de lavado de activos al PCC paulista, y como contrapartida, el grupo criminal brasileño suministra drogas y protección a los operativos de Hezbollah que actúan en Brasil o que están en prisiones de ese país.

 

Pasemos al 2do. nivel, el control de áreas que padecen insuficiente o nula presencia del Estado, en ambos casos se da que mientras las organizaciones criminales se fortalecen, el Estado se debilita o bien directamente está ausente. Y esto se puede verificar, tanto en grandes urbes en barrios vulnerables o periféricos, como en zonas fronterizas, particularmente porosas o bien, con inexistentes o ineficientes controles gubernamentales, que posibilitan en Latinoamérica que se enquisten los grupos criminales.

 

Veamos de Norte a Sur, Ecuador se ha convertido en el destino de la tercera parte de la producción de la cocaína colombiana, donde tras el proceso de Paz del 2016, las FARC disidentes, el particular el Frente 48, a continuado sus actividades de tráfico de drogas y armas en la región fronteriza con la provincia ecuatoriana de Sucumbios, o bien por la ruta del Pacífico desde la región colombiana de Nariño. Asimismo, las recientes crisis que enfrenta el presidente ecuatoriano Guillermo Lasso, como ser las matanzas carcelarias entre Los Lagartos y Los Choneros, o los reclamos identitarios y sociales de comunidades indígenas y un índice de pobreza que supera el 50%, son aprovechadas por distintas organizaciones criminales extranjeras para poder establecerse financieramente, debido a que Ecuador tiene una economía dolarizada, lo que convierte al país, atractivo para la legitimación de activos de procedencia ilícita, como también para el tráfico ilegal de efectivo, esto facilitado por la corrupción y las operaciones comerciales fraudulentas.

 

Por lo reseñado, es que Sucumbios se ha convertido en una región dominada por las FARC Disidentes y el grupo local La Constru, en particular en el cantón Lago Agrio, donde poseen bares, clubes nocturnos, almacenes y hasta clínicas, convirtiendo a la provincia ecuatoriana en una entidad territorial criminal, donde se desarrolla, el tráfico de drogas, armas, seres humanos, combustible, precursores químicos, oro de la minería ilegal y explotación sexual.

 

Siguiendo hacia el Sur, nos encontramos con Brasil y las favelas de Río de Janeiro, la Rocínha al sur, Fazenda Coqueiro y Nova Cidade al oeste y Alemao al norte, San Pablo con las más importantes, Paraísopolis y Heliopolis, favelas todas que si bien varían en su crecimiento, el promedio sería en los últimos años del 3,5%, y donde el poder de las autoridades, estatales y federales se hace difuso y en cada intervención de las fuerzas policiales, muchas veces apoyadas por las FF.AA., se traducen en sangrientos enfrentamientos.

 

Si bien antes la organización criminal más conocida fue el Comando Vermelho o CV, en la actualidad el PCC la ha superado, pues ha extendido su poder al vecino Paraguay y domina sectores estratégicos en Ciudad del Este, pero fundamentalmente en la región de Pedro Juan Caballero, desplazando a un grupo local, el Clan Rotela, y de esta manera, prácticamente domina el mercado de la marihuana y de la cocaína en el sur del sub-continente. El PCC que nació en octubre de 1992 tras la masacre en la prisión de Carandirú, en la actualidad es prácticamente una empresa transnacional, la mayor organización criminal de Brasil, supera al CV con el que hoy están enemistado tras más de dos décadas de “hermandad”, es así que la organización paulista posee condominios para la renta, capitales en los bancos y sus ganancias se calculan en 20.300 millones de Reales al año, cifra similar a las obtenidas por la empresa automotriz Volkswaggen Brasil, y al igual que las mafias europeas y los Cárteles mejicanos, también se ha expandido y acordado alianzas con organizaciones criminales de Argentina, como ser el caso de Los Monos, Rosario, Santa Fe, los que han establecido un corredor de tráfico de drogas y armas, entre la localidad paraguaya de Pedro Juan Caballero, dominada por el PCC y Rosario.

 

La presencia en nuestro país y contactos con elementos del PCC y el CV, data de más de una década, y prueba de ello es, el secuestro de armas sustraídas en febrero del 2011 del Batallón de Arsenales 603, Fray Luis Beltrán, como ser fusiles FAL hallados  luego en operaciones de la Policía Militar brasileña en favelas controladas por el CV.

 

También dentro de este nivel, no se puede obviar en el análisis, a la mayoría de los sistemas carcelarios sudamericanos, que adolecen de una paupérrima administración penitenciaria, que posibilitan que las organizaciones criminales consoliden su poder dentro de las cárceles y las utilicen como centro de mando y comunicación con sus cómplices en el exterior.

 

Ahora abordemos el 3er. nivel, compartiendo rutas para el tráfico ilícito de todo tipo, particularmente el narcotráfico, donde el gran excedente de producción de cocaína en Colombia, ha desplazado gran parte de lo  producido en Perú y Bolivia hacia el sur, Paraguay y Brasil, es así que mientras que la cocaína colombiana, controlada por los dos Cárteles mejicanos ya mencionados, tiene como destino EE.UU. y Europa, a través de puntos de salida en Ecuador, Panamá y Venezuela, también han surgido  nuevos mercados en Rusia y Asia, cuyas rutas son gerenciadas por mafias de Europa Oriental, el particular la albanesa, con lo cual las rutas, tanto del narcotráfico como del tráfico ilícito de otros bienes se han diversificado.

 

Un ejemplo de una ruta, en que se puede apreciar lo señalado, es el que involucra al tráfico de cocaína y armas, como el caso del operativo del 2018, cuando se detectó el contrabando de armas de fabricación estadounidense y europeas a nuestro país, para seguir su destino final en Paraguay y Brasil, para el PCC, y en sentido contrario, cocaína de Bolivia a través de una ruta de 134 km entre Pto. Suarez-Mutum, Pto. Bush y luego hasta Ibicuy para su embarque a ultramar a través de la Hidrovía, de la que la ciudad de Rosario es un punto crucial para el destino final, y constituye un ejemplo más de la convergencia de objetivos del PCC y Los Monos, con lo cual se cumple así tres factores importantes para el éxito de las actividades ilícitas de estas organizaciones criminales, 1) fronteras abiertas, 2) cielos libres de radarización y 3) Hidrovía libre.

 

Ahora bien, estas rutas coinciden o involucran puntos para el tráfico de dinero en efectivo a granel y para el lavado de activos, y que se refleja en un Informe del Depto. de Estado de los EE.UU., donde señala a la Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela, como los principales centros  de lavado de dinero.

 

Finalizando la columna, las conclusiones: los proceso de integración regional y global, no se limitan a los Estados, sino que también son utilizados por el Crimen Organizado Transnacional y el Terrorismo Internacional, y el avance del delito en Rosario, en ciertos barrios de CABA y sectores de la periferia bonaerense, es una expresión de un fenómeno más amplio y complejo de alcance mundial, y en algunos casos con la participación de Narco-Estados y Estados patrocinadores del terrorismo, y para enfrentar esta amenaza a la Seguridad Internacional, los gobiernos nacionales y provinciales, exige de los mismos una visión multidimensional que se traduzca en políticas de Estado pro-activas que contemplen tanto el aspecto preventivo como represivo, por esto la frase elegida hoy es del filósofo alemán Ernst Cassider que dijo, “…el sujeto está maniatado, sin posibilidad de cambiar las cosas, mientras los gobiernos sigan naturalizando el delito…”.

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