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A 75 años de los Juicios de Núremberg

En la presente semana se cumplen 75 años del comienzo de los trascendentales Juicios de Núremberg que se iniciaron el 20 de noviembre de 1945.

La enorme significancia de los mismos quedó reflejada por Ernest Michel, el único corresponsal presente que era un sobreviviente de Auschwitz, quien declaró: ‘Muchas veces, en aquéllas horas difíciles en el campo, me aferré a la convicción que llegará el día en el cual los responsables de los crímenes de este régimen serán juzgados. Eso me dio la fuerza para seguir y existir. Ese día ha llegado hoy’.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la tendencia generalizada de los gobiernos de los países aliados victoriosos fue la de promover el procesamiento de los culpables de los trágicos acontecimientos vividos. Ya se habían dado muestras de dicha decisión durante el conflicto, el primer juicio contra criminales de guerra fue llevado a cabo en la URSS, a medida que se iban liberando los territorios.

El 8 de agosto de 1945, los EEUU, Gran Bretaña, la URSS y el gobierno provisional de Francia firmaron un acuerdo para conformar el Tribunal Militar Internacional de Núremberg, cuyo objetivo era castigar las responsabilidades de organizaciones, dirigentes, funcionarios y colaboradores del régimen nacionalsocialista de Adolf Hitler.

Las acusaciones fueron: 1. Crímenes contra la paz: incluían la planificación, el desencadenamiento y desarrollo de una guerra de agresión, la violación a los tratados y acuerdos internacionales, y el ataque sin justificación contra otra nación, 2. Crímenes de Guerra: se refería al asesinato, la deportación para trabajos forzados o de cualquier otro fin de poblaciones civiles de los territorios ocupados, la ejecución de rehenes, el saqueo de bienes públicos o privados, la destrucción innecesaria de ciudades, o la devastación no justificada por exigencias militares, 3. Crímenes contra la humanidad: el asesinato, el exterminio, la reducción a la esclavitud, la deportación y todos actos inhumanos cometidos contra poblaciones civiles, antes o durante la guerra, las persecuciones por motivos políticos, raciales o religiosos, y 4. Conspiración contra la paz
La ciudad elegida fue Núremberg, en realidad una ironía, ya que 10 años antes en el mismo lugar se dictaron las famosas leyes raciales. El juicio se extendió hasta el 1° de octubre de 1946, en el que fueron juzgados 22 de los principales funcionarios del gobierno nazi capturados, entre los que se hallaban: Hermann Göring, Karl Dönitz, Rudolf Hess, Alfred Jodl, Alfred Rosenberg, Joachim von Ribbentrop, Albert Speer, y Franz von Papen.

Dentro del material que los fiscales de las naciones aliadas presentaron durante el juicio se encontraba el tema de los crímenes contra los judíos, en el marco de la política nazi conocida como la ‘Solución Final’. No obstante, los crímenes anteriores a la guerra como: el boicot antijudío de 1933, las Leyes de Núremberg de 1935 o la Noche de los Cristales Rotos de 1938 no fueron abordados.

Al cabo de 216 sesiones el jurado dio su veredicto: doce de los acusados fueron condenados a la horca, tres fueron exonerados, y los demás fueron condenados a diversos períodos de prisión. Al finalizar el juicio de los criminales de guerra, el tribunal dedicó a examinar la responsabilidad de las siguientes organizaciones: Las SS, la Gestapo, el liderazgo político del partido nazi, el gabinete del Reich, y el Estado Mayor y Cuartel General de las FFAA alemanas.

Posteriormente, entre 1946 y 1949, se realizaron doce juicios adicionales conocidos como ‘Subsecuentes Procedimientos de Núremberg’, de los que sobresalen: el ‘Juicio de los Doctores’, en el cual se enjuició a veinticuatro médicos que realizaron experiencias e investigaciones en humanos en los campos de concentración, cabe mencionar que ‘el ángel de la muerte’ Josef Menguele logró huir. El ‘Caso Pohl” contra los responsables de los crímenes en campos de concentración y exterminio; el ‘Caso Einzatsgrupen’ en el que se condenó a las unidades móviles que ordenaron el asesinato de cientos de miles de judíos; el ‘Caso Ministery’ contra veintiún individuos que fueron juzgados por crear la infraestructura para la implementación de los crímenes nazis. El ‘Juicio Krupp’, seguido contra los dirigentes del famoso grupo industrial, por su participación en la preparación de la guerra y la utilización de trabajo esclavo durante la guerra; y el ‘Caso del Alto Comandante’ en el que se presentó uno de los más importantes documentos nazis relacionado con el exterminio de judíos, como lo fueron las actas de la Conferencia de Wannsee, fundamentales en la implementación de la Solución Final.

Vale agregar, que la validez del Tribunal ha sido cuestionada por una variedad de razones que van desde ser la ‘justicia del vencedor’ hasta el haberse ‘adaptado a la pasión y el clamor de la época’. Frente a esto, es necesario afirmar que al no existir precedentes similares en toda la historia de semejante enjuiciamiento y la tipificación de tamaños delitos, se hacía necesario crear los procedimientos para el desarrollo de la causa que servirían en adelante para la constitución de una justicia internacional.

Por tanto, los juicios tuvieron una importancia seminal, el conjunto de procedimientos llevados a cabo en Núremberg significaron el establecimiento de reglas básicas para la persecución de criminales de guerra y la determinación de tales delitos. Estos juicios tuvieron vital importancia cuando llegó el momento de redactar: La Convención contra el Genocidio (1948), la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) y las Convenciones de Ginebra (1949) y sus protocolos (1977). Pero el principal legado es la Corte Penal Internacional establecida en Roma en 1998, que cuenta como base fundante de sus reglas de procedimientos los Estatutos de los Tribunales de Núremberg, Tokio, la ex Yugoslavia y de Ruanda.

Además, grandes juicios contra genocidas vinieron después, cuyos crímenes no prescribieron como los casos de Alfred Eichmann, Klause Barbie, Erich Priebke y otros. Sin embargo, otros criminales de guerra nazis nunca fueron procesados ni castigados, y su búsqueda continúa hasta el día de hoy. Como decía el poeta ruso Yevgeny Yeutushenko, ‘la justicia es como un tren que siempre llega tarde’.

*Yehuda Krell es profesor de Historia Judía graduado en el Instituto Superior de Ciencias Judaicas, Bs. As., y profesor en Educación Judía con especialización en Historia Judía para niveles Medio y Terciario del Ministerio de Educación de la Argentina. Realizó estudios de posgrado en Israel.

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