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Culto, la esencia del Círculo

Por muchos años, el Círculo Israelita se definía como una sinagoga, pero desde que llegó a Chile el Rabino Waingortin el concepto se amplió a comunidad. Sin embargo, el Culto ha seguido siendo el eje de la institución, a través de las festividades anuales y las distintas ceremonias del ciclo de vida judío. A continuación, la mirada de los miembros del equipo de Culto del Círculo.

Rab. Gustavo Kelmeszes:

“Esto es recién el comienzo de una hermosa tarea comunitaria”

“Veinte años no es nada…. Así comienza un tango muy famoso… Y treinta años es recién el comienzo de una hermosa tarea comunitaria que inicio nuestro querido Rabino Eduardo Waingortin junto a su querida esposa Gachi”, destaca el Rab. Gustavo Kelmeszes, miembro del afiatado equipo de Culto del Círculo Israelita.

-¿Qué piensas de la labor desplegada en estos años?

-Han sido treinta años de logros y de una tarea comprometida por la continuidad de AM ISRAEL. Un antes y un después de una vocación por construir una Kehilá vibrante y plena de contenido. Un compromiso con el pasado, presente y futuro que nos llena de orgullo y emoción. En definitiva, hablamos de Avodat Kodesh, una tarea sagrada guiada por las Mitzvot y el amor a D’s.

“Por eso, Lejaim por muchos años más en pos de una Comunidad que se proyecta al futuro con renovadas fuerzas. Mazal Tov”, concluye.

Rabino Ariel Sigal:

“Es un privilegio contar con él”

“El Rab. Waingortin, con su tenacidad, sencillez y dedicación a Am Israel, ha generado un impacto sustancial y profundo en el Circulo Israelita, pero también en la judería chilena”, asegura el Rabino Ariel Sigal.

“Siendo muy hábil, empático y con profundo apego a la tradición, forjó y motivo a multitudes para que se acerquen a la Torá, a la vida judía y a la eternidad de Israel. Ha investido a rabinos, ha posicionado a otros, ha aconsejado a comunidades y ha formado a generaciones de líderes. Acompañó en infinitos momentos significativos de miles de familias y formó una familia con la Rabbetzn Gachi, siendo una fuente de inspiración constante”, agrega.

-¿Cómo es trabajar con él al interior del equipo de Culto?

-Como Rabino y mentor, es un privilegio contar con él. Mantiene su cuota de preocupación por los temas que lo merecen, acerca la palabra de contención y la voz de la experiencia en situaciones cruciales. Es la confianza de una comunidad en sus frases, en su aliento y en su consejo. Visibiliza el futuro, pacifica partes y sugiere siempre judaísmo. Su cuota de humor, su cercanía y lo que pocos conocen, su enorme generosidad, son los bastiones de su entrega rabínica constante.

-¿Qué ejemplo o enfoque del Rab. Eduardo te ha servido para tu propia tarea con la congregación?

-Me enseña y alienta a simplificar los conceptos duros del judaísmo rabínico, para acercarlos a un pacto viviente, cercano, profundo y emotivo. Me motiva a amar resultados como hijos de D’s desde la falible humanidad, por sobre exigencias inalcanzables de perfección. Me ayuda a mejorar como persona, como padre y como Rabino, porque así el vínculo con la congregación es sincero y profundo.

Jazán Ariel Foigel:

“A cada paso muestra su vocación y pasión por Am Israel”

“Una de las frases de cabecera de Eduardo, que siempre pronuncia y se emociona al decirla, es del profeta MiJa, y dice: ‘¿Qué pide D’s de ti? Solamente hacer Justicia, amar la misericordia y caminar humildemente ante D’s’. De esta frase, él ha hecho no sólo su vida, sino también su camino rabínico, mostrando a cada paso vocación y pasión por Am Israel”.

De esta forma, el jazán Ariel Foigel define el quehacer del Rab. Waingortin en sus 30 años en Chile.

“Llegué a Chile hace más de 16 años, y desde el primer momento, Eduardo me abrió las puertas de su casa, me hizo uno más de los suyos y, con el mismo amor de un padre a su hijo, me tendió la mano para acompañarme mientras recorría mi propio camino en la jazanut. Junto a él, he aprendido a disfrutar y crecer cada día en esta maravillosa Comunidad, bajo su liderazgo, siendo partícipe activo y haciéndome eco del reconocimiento que se le ha otorgado al Círculo Israelita de Santiago a nivel mundial, como un ejemplo por sus prácticas y coherencia dentro de nuestro mundo masortí, siempre tan necesitado de un camino claro y conciso que nos ha permitido hacer de nuestra pluralidad un beneficio”.

-¿Qué recuerdos especiales tienes del trabajo junto al Rab. Waingortin?

-Junto a Eduardo, al Rabino Eduardo, he compartido momentos especiales no sólo comunitarios, sino también personales. Nunca falta una persona que se le acerca para saludarlo, incluso en lugares y momentos increíbles, como aeropuertos o supermercados. Y siempre es para darle un gran abrazo con cariño, símbolo de lo que ha sembrado a lo largo de sus treinta años en esta kehilá.

Por Marianela Nachari:

Rabino de la sabiduría

Mi querido Rabino Eduardo, el Rabino del don de la palabra y sabiduría; mi jefe, mi amigo, mi Rabino quien me acogió hace 23 años.

Me siento privilegiada por D´s al darme la oportunidad de trabajar y compartir.

Le he visto pasar momentos tristes y alegres, pero siempre con mucha entereza y corazón.

En mis oídos tengo, “D´s proveerá”, “ocúpate, no te preocupes”.

Un hombre generoso, que extiende sus alas y cobija sin distinciones, dando apoyo, consejos, cariño y lo mejor de usted.

Ha entregado la mitad de su vida a su comunidad, haciéndola crecer y ser lo que es hoy; la vara es muy alta.

Un gran representante del pueblo judío, respetado por todo aquel que se encuentra en su camino.

Siempre con un “Am Israel Jai”, donde nos hace sentir orgullosos de ser judíos.

Por Rabino Marcelo Kormis:

Incansable trabajo en el traslado desde Tarapacá al nuevo Mercaz

Son varios los ámbitos en los cuales el Rabino Waingortin ha contribuido a la comunidad Judía de Chile en estos 30 años. Estos aportes pueden dividirse en por lo menos tres áreas: su aporte al país, su aporte al Circulo Israelita y su aporte a las familias de nuestra comunidad. Como capellán Judío de la Moneda, el Rabino Waingortin ha contribuido la voz judía a la discusión de temas valoricos, sociales y de contingencia nacional. Otro aporte en este ámbito han sido las columnas que el Rabino Waingortin escribe periódicamente en diarios nacionales. Esta es una excelente forma de darle voz a nuestra tradición y compartir con los lectores nuestra visión sobre temas de relevancia nacional.

El aporte del Rabino Waingortin al Círculo Israelita ha sido extraordinario. Personalmente tuve la oportunidad de trabajar con él codo a codo cuando trasladamos la sede de la comunidad desde Tarapaca al Mercaz. Este fue un proceso que duró varios años y que requirió mucha planificación, mucha sensibilidad y la recaudación del dinero necesario para construir la nueva sede. Gracias al trabajo incansable del Rabino Waingortin, el sueño de una nueva sinagoga se hizo realidad y hoy todos podemos disfrutar de un moderno centro comunitario. Pero el trabajo no terminó ahí, luego había que darle vida a esta nueva sede. Y aquí creo que radica una de las grandes contribuciones del Rabino Waingortin al judaísmo Chileno: el desarrollo de diversas áreas comunitarias que han atraído un gran número de familias y judíos al Judaísmo. Basta con ver los diversos grupos de estudio y las diversas actividades que existen hoy en la comunidad para entender el profundo impacto que el Rabino
Waingortin ha tenido en el Círculo Israelita. Uno de los elementos más destacables es su mirada de futuro, siempre poniendo el énfasis en la juventud. La creación de Bet-El, Hei, el plan de continuidad judía, son tan solo algunos ejemplos de esta mirada comunitaria que ha asegurado la continuidad del Círculo y también de la comunidad judía en Chile. El Rabino Eduardo ha impactado la vida de muchas familias. Una de las cosas que siempre conversamos es la bendición que significa poder oficiar la Bar o Bat Mitzvá de los hijos de las parejas que uno casó. Este es un privilegio que pocos Rabinos tienen.

En lo personal, para mí, el Rabino Eduardo no solo ha sido un gran maestro, sino también un amigo y un guía que me ha marcado en distintas etapas de mi vida. Mi decisión de ser Rabino se basó principalmente en su inspiración, en su ejemplo y en su deseo de generar continuidad para el pueblo judío. Junto a Gachi y su familia, le han enseñado a generaciones de judíos en Chile lo hermoso que es ser judío, sentarse alrededor de una mesa de Shabat, cantar y estudiar Torá, y la importancia de transmitir el judaísmo de generación en generación. Un par de semanas atrás tuvimos la oportunidad de encontrarnos en Nueva York y conversar por varias horas. En esa ocasión le recordé el Rabino Eduardo que cuando celebramos sus veinte años de rabinato en Chile, escribí sobre él como una zarza ardiente que nunca se consume. Hoy, diez años después, esa zarza continua ardiendo con más energía y fuerza que nunca.

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