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Las pruebas que Stiuso hizo desaparecer

El gran destape sobre los factores de hundimiento de la mayor causa de terrorismo a la fecha del continente latinoamericano, el atentado a la AMIA/DAIA, se prosigue en Buenos Aires, ante el Tribunal Federal Oral en lo criminal Nª2. El jueves pasado, el ex fiscal de la causa, José Barbaccia, amplio su declaración. La particularidad del juicio referido como Amia II es que todo el equipo investigativo de Amia I se ve imputado por “privación ilegal de la libertad” de nada más, nada menos, que parte de la conexión local del atentado, la cual paso ocho años en cárcel hasta ser sobreseída en 2005 por el TOF3.

El argumento principal de los ex cuatro policías conformando la querella, Juan José Ribelli, Ireneo Leal (alias “Pino”), Raúl Ibarra, Mario Norberto Barreiro es que las declaraciones del 5 de julio de 1996, provenientes del reducidor de autos, Carlos Telleldin, el hombre que cedió la Trafic utilizada para el atentado, fueron obtenidas a través de la extorsión por el entonces juez Juan José Galeano. El Estado argentino experimentaba en ese momento un programa de protección de testigos dentro de lo que era su causa más compleja, a cargo del Juzgado Criminal y Correcional Nª9.

“La Corte Suprema confirmó la nulidad de esa declaración indagatoria del 5 de julio”, recuerda el ex fiscal Barbaccia, pero, muy al contrario de lo que se instaló en los medios a lo largo de más de una década, confirmó “la legalidad de todo lo actuado en la causa conocida como Brigadas hasta ese momento” (…) “lo que incluía la prueba que permitía vincular a los policías con los dichos de Telleldín.”

Stiuso y la hoguera de las pruebas

El plato fuerte que brinda Barbaccia es aquel que se vuelca sobre el rol del ex jefe de la contrainteligencia argentina (sector 85), Horacio Antonio Stiusso, mejor conocido como Jaime. De contrainteligencia, Jaime sabía mucho. Tal vez no en el sentido institucional que se le da a la palabra, sino en cuanto a contrarrestar todo lo que podía haber de inteligencia y de datos de interés para la seguridad de su país y en particular para la investigación de los atentados de la Embajada de Israel y luego de la Amia que estuvieron a su cargo. Su avance en una carrera ha sido inversamente proporcional a sus logros. Eso es lo que se podía deducir del personaje antes del aporte de Barbaccia el jueves.

Para los que no conocen el expediente Amia, el rol del que fue, en la práctica, el mandamás de la principal central de inteligencia de su país, durante más de dos décadas, consistió en la deslegitimización sistemática de la pista bonaerense en el atentado Amia.

Una de las grandes paradojas de Stiuso es que su palabra es considerada con rango de autoridad casi indiscutible en su país, eximiéndolo no solo de dar pruebas, sino de expresarse en castellano correcto. En sus varias declaraciones que pudimos leer, sorprende la extrema parvedad intelectual de los detalles que brinda en causas complejas. Barbaccia evoca esa dimensión casi “mágica” en torno al verbo stiusiano.

Lo que no se conocía de Stiuso y, seguramente no tan pormenorizado, es el nivel de participación directa en la destrucción de pruebas y los falsos testimonios en torno a la conexion policia. Sin lugar a dudas, ese es el valor del juicio Amia 2: que los ex policías han abierto ellos mismos una caja de Pandora, la cual deja expuesto de modo vertiginoso cuan involucrados están en el estrago, a medida que se suceden las declaraciones de las defensas, de los testigos o de las propias querellas. Se está destapando con una transparencia nunca vista antes en Argentina el rol de los participes y sus cómplices.

Es de la boca mismo de Stiuso, en junio de este año que se pudo medir la magnitud de lo ocultado al entonces juez Juan Galeano y a los fiscales Eamon Mullen, el fallecido (muy probablemente asesinado) Alberto Nisman y Barbaccia. Entre esos elementos se destaca el haber obviado dar a conocer la participación de varios miembros de la policía bonaerense en casa de Carlos Telledin, el reducidor de autos, el 26 de julio de 1994, cuando se pacta una versión aceptable para todos los componentes de la conexión local, una vez establecido el origen de la Trafic utilizada para el atentado. Otro dato de interés, con carácter de prueba es que uno de ellos habría tenido en su garaje la Trafic antes de ser utilizada para el atentado y sería el responsable de la famosa abolladura. Una información que Stiuso tardó 23 años en aportar a la justicia. Más grave, recién reconoció entre gallos y medianoche haber destruido la grabación de una escucha telefónica entre Carlos Telleldin y su ex mujer, Ana Boragni sobre el uso que fue dado al vehículo. Barbaccia trae a la memoria todos esos hechos que empiezan con la reunión del 26 de julio de 1994 en la casa de Telleldin. “En un proceso penal esos episodios no se llaman casualidades, se llaman pruebas” adelanta.

Pruebas y no casualidades

El 26 de Julio de 1994 en casa de Telledín, mientras este se encuentra prófugo, se encuentran tres policías: Diego Barreda-i–ii-, Mario Norberto Barreiro-iii- y Anastasio Leal-iv- “con la gente que dependía de Stiusso”. Esa misma noche es cuando pasan a trabajar para Stiuso, Barreiro y Bareda. El reclutamiento cuenta con la aquiescencia del Comisario Mayor Mario Eduardo Naldi.-v- “Esa relación no fue informada al entonces juez, el Dr. Galeano”, precisa Barbaccia. De ese movimiento no surge ninguna información para el expediente, siempre según el ex fiscal.

Barreda es “Un policía bonaerense que, según el mismo Stiuso nos contó entre risas acá, había tenido escondida la camioneta Trafic en su casa, y que después fue identificado en el domicilio de Telleldin cuando estaba prófugo.”

Naldi es un personaje conocido de los medios como asesor de seguridad. Lo que es seguro es que de terrorismo local sabe mucho y su honorabilidad mucho parece deberse a la protección de lujo de la cual dispuso. “Stiuso ocultó la participación de su compadre Naldi desde el inicio de la investigación”. Barbaccia recuerda que la mujer de Mario Naldi es la madrina de la hija mayor de Stiusso. El vínculo entre los dos hombres, el de la poca inteligencia de la Side, y el de la “maldita policía” es de un compadrazgo. Algo de típico de la mafia bonaerense. “Stiuso estuvo con Naldi el mismo 26 de julio de 1994, cuando tres policías bonaerenses se presentaron en la casa de Telleldín, y parece que, a la presencia de un cuarto policía, nada menos que un Comisario Mayor, Jaime Stiuso se cuidó de ni siquiera mencionarla. Recién se refirió al Comisario Naldi, y con evasivas, cuando acá -TOF2- se le preguntó concretamente sobre esa relación, y entonces no tuvo más remedio que admitirla.” (…) Evidentemente parece que Naldi se auto-convocó desde los inicios de la investigación, de la mano de quien era su amigo Stiuso, conforme el mismo Naldi admitió cuando fue convocado a declarar.”

El pase bajo silencio de su participación a la reunión del 26 de julio de 1994 debía corresponder a un imperativo muy importante para Naldi, como se puede apreciar por serie de aprietes que se suceden, entre otros aquel ejercido sobre la ex esposa de Telleldín, Ana Boragni, con la ayuda de Barreiro y Bareda, tal como lo recuerda Barbaccia.

Tan importante que es en su feudo que se gesta el primer desvío de la causa con la creación del falso testigo Solari. “Solari se encontraba detenido en la Brigada del Tigre, cuando casualmente es trasladado a Vicente López y queda al – cuidado de Mario Barreiro”, cuenta Barbaccia. El policía que trabajaba para Stiusso. “O sea” pregunta Barbaccia, “¿Fue casualidad que aparecieran tres policías bonaerenses en la casa de Telleldín a pocos días del atentado, y que el primer intento de desvío de la investigación se originara dentro de una celda perteneciente a la brigada en la que trabajaban dos de esos tres policías? ¿Y qué uno de ellos era el encargado del cuidado de ese detenido en la Brigada de Vicente López?” Pero tal vez la más preocupante de las preguntas del ex fiscal sea otra: “Hay además algo que tiene que ver con la lógica: ¿Cuál sería el sentido o la explicación para que, gente que nada tenía que ver con el atentado, intentara desviar la investigación con pistas falsas?

Stiuso no solo ocultó, mintió al juzgado, sino que destruyó pruebas en una causa terrorista que dejo un saldo de 85 muertos. ¿O qué otro nombre se puede dar a sus bizarras actuaciones? Un caso de destrucción de prueba concreta es lo acaecido con el casete entregado a Stiuso por Bareda en el cual Boragni se expide sobre la entrega de la Trafic. En junio de este año, cuando Stiuso fue preguntado sobre ese material, intento desviar la pregunta evocando algo de totalmente ajeno, un “boleto”. Al ser repreguntado debió reconocer, aunque eufemísticamente al principio: “sé que algo me mostraron”.

“Evidentemente se lo quería mantener calladoe informado de lo que se había pactado con él en ese 26 de julio del 94 y que, casualidad mediante, estaba grabado en los únicos casetes, de los miles que existían en la causa, que desaparecieron”

“No sólo jamás aportó ese casete, sino que cuando el Dr. Galeano le pidió que informe sobre si esa específica grabación le había sido entregada por Diego Barreda, Stiuso informó directamente que no había recibido ningún casete conteniendo una conversación con Ana Boragni. “No se trataba de una información anecdótica para la causa. “Se trataba de una grabación de una conversación que se había hecho en forma oculta a Ana Boragni hablando del destino de la Trafic, al poco tiempo del atentado. O sea, una prueba para la causa, que estuvo en manos de Stiuso y que nunca aportó. “

La destrucción de los audios de las conversaciones entre Barreiro, Bareda y Telleldin es explicada por Stiuso aludiendo a una resolución administrativa 100/83 de la Secretaria de Inteligencia. “Evidentemente se lo quería mantener callado -a Telleldin- e informado de lo que se había pactado con él en ese 26 de julio del 94 y que, casualidad mediante, estaba grabado en los únicos casetes, de los miles que existían en la causa, que desaparecieron” se exclama Barbaccia. “Stiuso dijo acá que él borraba todos los casetes cumpliendo la resolución 100/83. Pero hay cientos de casetes enviados desde la Secretaría de Inteligencia que no fueron borrados y desmienten la excusa de Jaime Stiuso.”

Tampoco informó Stiuso previó a su audiencia ante el TOF 2 haber tenido conocimiento de la participación a la reunión del 26 de julio de 1994 en casa de Telleldin de Anastasio Irineo Leal, ni lo relató en ningún escrito. Leal es la persona a quien se atribuye según escuchas de la época de haber entregado la Trafic en el tramo de “los del Tigre” a “los de Vicente López”.

El interés por tener Telleldin controlado se manifiesta de varias formas. Como cuando al día siguiente, el 27 de julio de 1997, recuerda el ex fiscal, “el Dr. Galeano había dado la orden a la Policía Federal de detener a Telleldin, apenas bajará del avión que lo trajo a Buenos Aires y lo llevaron al DPOC -Departamento de Protección del Orden Constitucional-. Stiusso mando su gente y al policía Bareda con el objetivo de llevarse a Telleldin a la sede de la Contrainteligencia. Eso termina en un incidente en él que la gente de Stiuso se pelea con la Policía Federal para ver quien se llevaba a Telleldín.” No es ininteresante, y ex fiscal lo menciona, que el mismísimo hombre por quien se supo todo de la Trafic y de la participación de la camada de policías en el atentado no sea procesado por los policías de la querella. El Pacto de Moncloa del crimen organizado bonaerense, concertado el 26 de julio de 1994, evidentemente sigue vigente.

La conexión con la pista internacional que se llevo el viento

Lo que también se llevó puesto el factor Stiuso es todo aquello que abría sobre la pista internacional. Las relaciones del entorno de Ribelli con la mezquita de Cañuelas financiada por Mohsen Rabani. Las llamadas de su cuñado José Ojeda a la Triple Frontera. La triangulación Bacigalupo “Baci” con el propio Comisario Naldi, así como con un policía de apellido Chaban, este último igualmente relacionado a Rabbani. Nada que Stiuso pudiese ignorar. No obstante, esos aspectos “no figuran en el informe -Miguel Ángel- Toma, el cual Stiuso se adjudica haber redactado” puesto que, a él, Stiuso, la pista policía “no le cerraba”. Miguel Ángel Toma fue Secretario General de la Side bajo la presidencia de Eduardo Duhalde, es decir el padrino de la maldita policía, ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires en los 90. Con lo cual, entre Toma y Stiuso componen un todo coherente.

Barbaccia también recuerda el viaje a la Triple Frontera de Ribelli a pocos días de cometerse el atentado, así como los dos millones y medio de dólares que el ex jefe de la División de sustracción de automotores intentó escriturar, sin jamás poder convencer a ninguna autoridad sobre el origen de esos fondos. Fondos que intento hacer pasar por una tardía herencia arribada dos décadas después de Italia.

Todos esos hechos abrumadores que el ex fiscal hace reflotar, en un sistema normal apuntarían a algo de mucho más grave que el simple más desempeño por parte de Stiuso. Más teniendo en cuenta que esa mafia conoció su década de oro durante el gobierno de la pareja Kirchner. -vi- -vii-Precisamente aquellos que aportaron su concurso al ya exitoso esfuerzo de Stiuso, pero está vez desde el ejecutivo y con el testimonio decisorio, aunque errático de Cristina Fernández ante el TOF3.-viii- Una gesta fundadora que sirvió para sobreseer toda la conexión local entre 2005 y luego barrer con las otras causas de secuestros extorsivos, masacres y todo aquello de lo cual Ribelli debía responder en causas provinciales.

En los años qui siguieron, no hubo una gran causa criminal que no implicase directamente sino Ribelli, uno de sus protegidos. Stiuso por su parte se convirtió en uno de los hombres más ricos y poderosos de Argentina. No en vano, la causa Amia 2 es una causa política. Fue el último vuelto del kirchnerismo a la mafia que tan bien la supo servir. Tal vez a la señora, tanto como a los componentes de esa mafia, le hubiese venido bien conocer el sentido de la expresión “less is more”.

-i- Barreda tuvo en su garaje la trafic https://relacionesinternacionales.co/2017/08/13/barreda-tuvo-en-su-garaje-la-trafic-que-exploto-en-la-amia-segun-declaro-stiusso-ante-tof-2/

-ii- Quien, como y porque garantizó la impunidad para los terroristas. https://relacionesinternacionales.co/2013/09/20/dossier-amia-quien-como-y-porque-garantizo-organizo-impunidad-para-los-terroristas/

-iii- División Automotores de Vicente López, Policía de Buenos Aires. Ibid: i, ii.

-iv- Ex Subcomisario de la Bonaerense. Ibid. puntos anteriores. Además, el “El gran destape” https://relacionesinternacionales.co/2016/12/02/el-gran-destape/

-v- Dirigía la Brigada de la Unidad Regional XII de Tigre. Naldi hace parte del núcleo duro de la tertulia de Ribelli, compuesta, además de Ribelli, por Pedro Anastasio Klodczik, Comisario General, jefe de la policía bonaerense, y Mario Héctor Rodríguez, comisario mayor de la policía bonaerense al momento del atentado. Se retiró siendo jefe de la Unidad Regional II de Lanús.

-vi- La década de oro de la mafia bonaerense. https://relacionesinternacionales.co/2015/11/05/la-decada-de-oro-de-la-mafia-bonaerense/

-vii- La mafia bonaerense. Re transcripción conferencia. https://relacionesinternacionales.co/2016/06/05/la-mafia-bonaerense-retranscripcion-conferencia/

-viii- Declaración integral de Cristina Fernández ante el TOF 3. https://relacionesinternacionales.co/2015/07/13/documento-declaracion-integral-de-cristina-fernandez-ante-tof-3/

Fuente: Relaciones Internacionales.co

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