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Lag BaOmer: Tiempo fractal

Por Seba Cabrera Koch

 

A mediados de 1970, el matemático Benoît Mandelbrot, introdujo la noción de un conjunto de estructuras geométricas que repiten un patrón, y que sin importar la escala en la que se considere, mantienen la misma conformación: si pusiéramos en foco un elemento, al ampliarlo se obtendrían “subpartes” idénticas al original; y si continuara ampliando, de cada “subparte” se abrirían a su vez “sub-subpartes” más pequeñas, multiplicadas simétricamente en una composición ordenada, hermosa e infinita.

Mandelbrot los llamó fractales*. Este tipo de estructura es muy común en la naturaleza y es característica de los copos de nieve, las nubes, los árboles, las esponjas, las costas, las montañas, la propagación de los fuegos de un bosque y la distribución de las galaxias.

Pero las formas naturales son más complejas de lo que creemos. Como aseguró el científico en una frase célebre: “las nubes no son esferas, las montañas no son conos, el relámpago no traza una recta en cielo”… y el tiempo no es inexorablemente lo que creemos.

Rab Jonathan Sacks Z´L enseña que “el tiempo sagrado está modelado en fractales: el mismo patrón en diferentes niveles de magnitud”.

Así que la estructura de la semana –seis días de trabajo seguidos por un séptimo que es sagrado– se refleja en la estructura del año –seis días de menor santidad** más un séptimo, Iom Kipur, de suprema santidad.

El mismo patrón aparece en otras escalas: la orden de contar 49 días cada año, siete veces siete semanas completas, desde el segundo día de Pesaj hasta Shavuot; y seis años ordinarios seguidos por el año de Shemita.

Por eso, al releer los acontecimientos en torno a Levítico y sus rituales, podemos contar otra historia, una profundamente espiritual: el pueblo necesitaba que D-s estuviera cerca. Querían encontrarlo no solo en la cima de la montaña sino también en medio del campamento; no solo como el poder que trajo plagas sobre Egipto y dividió el mar, sino también como una presencia constante en sus vidas.

Levítico enfatiza la dimensión social y espiritual del encuentro, la cercanía, el encuentro de lo humano y lo Divino. Esto explica por qué encontramos en este capítulo, más que en ningún otro, una palabra clave: mo’ed.

La palabra mo’ed no solo significa “tiempo”. Encontramos la misma palabra en la frase ohel mo’ed que significa “tienda de reunión”. Si el ohel mo’ed era el lugar donde el hombre y D-s se encontraban, entonces los mo’adim en nuestro capítulo son los momentos en que nosotros y D-s nos encontramos.

Rab Harold Kushner Z´L afirmaba con vehemencia que “las fiestas del calendario judío no son obligaciones, sino oportunidades religiosas”.

Organizar nuestra vida a través de nuestro calendario nos regala “excusas sagradas” para desconectarnos de la realidad siempre desafiante y conectarnos en tiempos que se encuentran fuera del tiempo, en cada tiempo.

Cuando sabemos que el tiempo es una oportunidad, pero también un regalo, y celebramos con gratitud el milagro de abrazar a quienes amamos.

Cincuenta y dos días al año, el Shabat nos da la oportunidad de salir del engranaje económico y las presiones horarias para afirmar nuestra identidad de hombres y mujeres libres, y volver nuestro

corazón a nuestra mesa en familia, identificándonos por lo que somos, y mejor aún, lo que podríamos ser.

El calendario nos ofrece días solemnes y majestuosos, de purificación y reconciliación, de acción de gracias por las cosas buenas de la tierra y el mundo, días que nos convocan a encender luminarias para disipar la oscuridad, días que nos reúnen con las preguntas y el mensaje de liberación, días de recordación, de legado y memoria.

Setenta y seis veces al año… excusas semanales, mensuales, anuales para celebrar la vida, cargados de sabores, sentidos, costumbres, melodías, relatos y ocasiones para juntarnos para celebrar nuestra identidad.

En pocas horas comenzará Lag BaOmer, dia 33 de la Cuenta del Omer, y cientos, cientos de miles de antorchas y hogueras se encenderán a lo largo y ancho del mundo en memoria de Rabí Shimon Bar Iojai.

Simbólicamente, serán fractales de luz que recordarán al maestro que antes de morir reveló los secretos místicos más profundos, iluminando como un faro la oscuridad y la confusión de este mundo.

Cada luz también es un alma encendiéndose, que crece exponencialmente cuando ayuda a otros a encender su propia luz, invitándonos a oír el eco constante de la creación, percibiendo que cada fragmento del infinito también es infinito.

Aunque la Torá lo describe puramente como un ritual de cosecha (omer es la medida de la ofrenda de cebada traída al comienzo de la cuenta), en la Diáspora, Sefirat HaOmer rápidamente adquirió un significado espiritual: en el siglo XVI, el rabino Isaac Luria y sus discípulos conectaron las siete semanas con siete sefirot cabalísticas, atributos de la revelación divina, y Sefirat HaOmer se convirtió en un período de autorreflexión y refinamiento en preparación para recibir la Torá de nuevo en Shavuot.

Cada uno de los días son piezas únicas: en el hábito lento y constante del conteo se mezclan espacio y tiempo, conectando el pasado con el presente, haciendo del ritual un viaje de introspección.

Logramos “Et Ba Zman”, tiempo dentro del tiempo, cuando abrimos los ojos a la maravilla de la existencia. Por eso construimos momentos, y llenamos de vida los instantes:

somos un tiempo,

dentro del tiempo,

dentro del tiempo.

Asi nos hacemos eternos.

 

Lag baOmer Sameaj !

 

Seba Cabrera Koch

18 de Iyar 5783 / 8 de mayo de 2023

 

LeZejer (en memoria) de Rab Harold Kushner Z´L, Iehí zijró baruj, que su recuerdo sea siempre una bendición.

 

Notas

* La palabra “fractal” proviene del latín fractus, que significa “fragmentado”, “fracturado”, o simplemente “roto”, muy apropiado para objetos cuya dimensión es fraccionaria. El término fue acuñado por Benoît Mandelbrot en 1977 en su libro The Fractal Geometry of Nature. Al estudio de los objetos fractales se le conoce, generalmente, como geometría fractal.

 

**Por lejos, la explicación más radical fue dada por el Gaón de Vilna. Según él, las palabras “Seis días trabajarás, pero el séptimo día es Shabat Shabaton” no corresponde a los días de la semana, sino a los días del año. Hay siete días santos especificados en parashá Emor: el primero y séptimo de Pesaj, un día de Shavuot, Rosh Hashaná, Iom Kipur, el primer día de Sucot y Shemini Atseret. En seis de ellos está permitido algún tipo de labor como cocinar o cargar, pero no en el séptimo, Iom Kipur, porque es el “Shabat Shabaton”: Iom Kipur es al año lo que el Shabat es a la semana.

 

 

Fuentes consultadas

-Dehouve, Danièle. (2017). El fractal: ¿una noción útil para la antropología americanista?. Revista Desacatos, (53), 130-149.

-Kushner, Harold. Lejaim!, p. 122

-Ogince, Sarah. Omer counters blend space and time, past and present. © 2023 JNS.

-Romano, Uriel. Vivir Y Disfrutar Nuestros Tiempos. Comentario parashá Emor 5781-2021

-Sacks, Jonathan. Tiempos sagrados. Comentario a parasha Emor 5783.

-Sidur Et Ba Zman. Comunidad Amijai. 2015.

-Surazski, Gustavo. “Fragmentos de cielo: perlas y comentarios a los cinco libros de la Torá”. (2021). Pág. 324-334.

 

Imagen: “Tiempo fractal”. iStock 2023.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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