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Norman Erlich

Esta columna, que normalmente se refiere a grandes personalidades del judaísmo o a acontecimientos importantes para el pueblo judío, hoy se toma a un recreo para recrear, valga la redundancia, a una persona que hizo reír a millones de argentinos y latinoamericanos, en especial a los miembros de nuestra colectividad.

Comencemos transcribiendo una pequeña muestra de su humor.

“Es muy difícil hacer reír, y trataré de explicarles por qué. Cuando usted le cuenta un chiste a un francés, se ríe tres veces; la primera vez cuando se lo cuenta, la segunda, cuando se lo explica y la tercera vez se ríe, cuando lo entiende.” “Cuando relata un cuento a un inglés se ríe dos veces: primero cuando se lo cuenta y luego, cuando se lo explica. Ellos son más fríos.” “Cuando le cuenta un chiste a un alemán, se ríe una sola vez: cuando se lo cuenta, pues el orgullo personal no permite que usted se lo explique, y una vez que lo entendió, pasó el momento de reírse, ya no corresponde.” “Pero cuando usted relata un cuento a un judío, antes de finalizar, él lo interrumpe: en primer término, porque ya lo escuchó, segundo, pues no es así como hay que contarlo, y por último, él se lo contará, para que usted aprenda cómo hay que contarlo bien”. Naum Isaac Erlich, popularmente conocido como Norman Erlich nació en Buenos Aires el 7 de marzo de 1932 – fue un actor y humorista argentino de prolífica trayectoria, hijo de inmigrantes polacos y muy ligado al humor judío.

Pero también laboró en la escena nacional.

Trabajó en teatro, cine, televisión y escribió varios libros. Acompañó a figuras como Osvaldo Pacheco, Jorge Porcel, Adriana Aizemberg, Daniel Hendler, Juan Carlos Calabró y Susana Giménez en su actividad artística. Una de sus participaciones más recordadas fue en la película costumbrista El abrazo partido, donde interpretaba a un rabino con ascendente sobre los locatarios de una típica galería comercial en la zona de Once. Su último trabajo en televisión fue una participación en Casados con hijos en el año 2005.

Pero volvamos a sus inicios.

En una de las visitas a la Argentina de Iaacov Ben Ami , uno de los máximos exponentes del teatro en yiddish, puso en escena tres obras cortas de Schólem Aleijem. Ante la necesidad de un talentoso actor joven que hablara bien el idish, Bernardo Ezequiel Koremblit, un admirador y amigo de Ben Ami, se lo presentó. El actor judeonorteamericano lo incorporó al elenco, en el cual se desempeñó talentosamente. Incluso una noche, Ben Ami se descompuso y Norman suplantó en el rol protagónico. Para él fue como llegar a la cumbre de sus objetivos.

A nivel artístico, Erlich estaba dotado como pocos de talentos múltiples: la comedia, el drama, el varieté y el grotesco.

hito muy importante en su carrera fue editar junto al escritor Dov Segal y el periodista Bernardo Treister, a principios de los años ’50, la revista mensual en idish “Pach” (La cachetada), de gran difusión y muy esperada en la Comunidad, pues era redactada por tres jóvenes intelectuales.

Entre fines de 1956 y 1960, vivió en los Estados Unidos, haciendo giras con compañías teatrales y comenzando a incursionar en el género de los unipersonales, en los que comenzaba tomándose él mismo el pelo:

Podríamos abundar en datos biográficos pero si nos referimos a un humorista lo mejor es dejarlo hablar a él.

“Yo nací en Buenos Aires, en el barrio de Villa Crespo, porque como muchos otros, en ese momento quería estar muy cerca de mi madre. Pero mi nacimiento no fue algo destacable. Se dice que todos los chicos vienen con un pan bajo el brazo, que son una alegría, que son un sol que asoma…Nada de eso”.

“Mi nacimiento, fue más bien traumático: mi mamá no se internó cuando nací. Se internó cuando me vio.”

“Nací tan feo que me tenían que poner anteojos para saber cuál de los dos extremos era la cara”.

También probó con chistes y anécdotas sobre la madre, la”idishe mame” y sobre la mujer en general, como por ejemplo: “¿Sabían que hay dos clases de azafatas en los vuelos de “El-Al”? Una sirve la comida y la otra sigue diciéndoles a los pasajeros: ¡coman! ¡Coman todo! ¡No me dejen nada!” “Dos chicos salen de la escuela y se dirigen a sus casas. En el camino uno le pregunta al otro: _ Mi mamá, antes de comer, nos hace rezar. ¿A vos también?. Y el otro chico responde: _ No, mi mamá es muy buena cocinera.” “Un alumno le pregunta al Rabino: ¿Por qué creó Dios primero al hombre y después a la mujer? Y el Rabino contestó: ¡Porque Dios no quería que nadie le de instrucciones de cómo hacer al hombre!”

“Vino un día a la sinagoga un representante de la D.G.I. (hoy AFIP) y le comentó al Rabino: -Me han dicho que los feligreses hacen donaciones cada vez que hay un acontecimiento, por ellas tendrían que pagar impuestos-“. “-Sólo de dádivas vivimos. Nos regalan velas, jalá (pan para el sábado) y nosotros aprovechamos todo-. Contestóle el Rabino”. “-¿Así?- Dijo el inspector – ¿Cómo es que lo hacen?-“.

“-Mire, con la cera que nos queda de las velas, las mandamos a la fábrica y nos envían dos velas grandes; las miguitas de la Jalá las enviamos a una panadería y nos devuelven el pan para el sábado-“. “-Pero yo he escuchado que aquí también realizan circuncisiones, ¿qué hacen con los prepucios?-“. “-Éstos- le contesta el Rabino – los ponemos en un molde y cuando se llena, lo enviamos a la DGI y cada tanto nos envían un representante como usted-“.

Norman Erlich dejó de hacernos reír el 7 de noviembre de 2007

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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