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La fiesta de Sucot, un agradecimiento a la naturaleza

La Fiesta de las Cabañas (en hebreo: Sucot) que comienza este lunes por la noche y se festeja durante una semana, celebra alegremente el período de cuarenta años en el que los hijos de Israel vivieron en precarias residencias temporarias mientras marchaban por el desierto hacia la libertad, hecho ocurrido hace más de tres milenios. La costumbre central de la festividad es vivir precariamente en chozas (en hebreo: Sucot) durante una semana.

Se trata de una de las festividades judaicas que más elementos simbólicos tiene. La festividad resalta la fe en que el Todopoderoso provee a las necesidades humanas y el hecho de que los hombres y las mujeres deben agradecer. Es una suerte de Día de Acción de Gracias repetido por una semana en reconocimiento por las maravillas de la naturaleza.

La Fiesta de las Cabañas, decía el sabio Maimónides hace ocho siglos, es un llamado en contra del envanecimiento de la posesión, sacando al potentado de su palacio para hacerlo vivir en una choza durante una semana entera.

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Sucot es una de las tres fechas de peregrinación de la antigüedad. En Sucot el pueblo marchaba masivamente hacia el Templo de Jerusalén en estos días de finalización de la cosecha (la cual se recoge en esta época en el hemisferio norte).

El mandato bíblico señala que “En cabañas (chozas) habitareis siete días… para que sepan vuestros descendientes que en cabañas (chozas) hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de Egipto (Mitzraim)…” (Levítico XXIII, 42 y 43).

En las grandes ciudades resulta difícil encontrar lugar donde hacer la “sucá”(choza), sin embargo es sumamente pintoresco y colorido ver cómo se agudiza el ingenio popular en Israel (y en algunos lugares de la diáspora) para fabricar estas cabañas -hermosamente decoradas- sobre los balcones, jardines, terrazas, parques, sinagogas y lugares públicos. Lamentablemente este año –debido al coronavirus -solamente no tendremos chozas (sucot) colectivas

La más importante es la obligación de vivir el hombre en la Sucá (choza) durante siete días y con un techo que se pueda ver el cielo.

Excepto en la primera noche (y también la segunda en la diáspora), la obligación de dormir y comer en la Sucá tiene su límite si llueve, hace frío, o hay tormentas.

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La Bilbia nos dice en – Levítico XXIII: 40 “Y tomarán para ustedes en el primer día el fruto de un árbol esplendoroso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos y sauces de rió, y se alegrarán ante vuestro Dios, siete días”.

En la festividad de Sucot los judíos agradecemos a Dios por los dones de la naturaleza, los frutos de la tierra y las bondades de la Creación. Rememoramos las largas travesías a través del Desierto de Sinaí. Nos damos cuenta, al pasar la noche al abrigo de la frágil Suca, de que nuestros bienes materiales son perecederos y advertimos que la vida es efímera. En Sucot oramos para el Señor nos conceda un año de fecundidad y abundancia, y agradecemos por nuestro bienestar.

Sucot nos recuerda que la seguridad es también una convicción.

* El autor es Mario Cohen, presidente del Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí, CIDICSEF

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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