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El judío Cristobal Colón Z.L

El título de esta nota recuerda el aviso necrológico de un judío. ZL son las iniciales de Zijronei Le Brajá, (que su memoria sea una bendición)

En las próximas líneas intentaremos demostrar que referirse a Cristóbal Colón como judío no es un capricho de este autor sino una afirmación con muchas pruebas de verosimilitud.

Uno de los grandes misterios de la historia es el lugar de nacimiento de Cristóbal Colón. La respuesta oficial sigue siendo Génova, pese cada año surge una nueva teoría que hace un gran aporte a la confusión: gallego, castellano, extremeño, portugués, mallorquín, vasco, corso o catalán; ninguna tuvo el consenso de los historiadores. Lo único cierto es que se tomó muchas molestias para mantener el misterio, el que tampoco fue develado por su hijo Hernando, que escribió una biografía del navegante.

Sin embargo, más allá del sitio donde haya visto la luz, cada vez hay más pruebas de su condición de judío.

En su libro, Sails of Hope (La vela de la esperanza), Simón Wiesenthal sostiene que el viaje de Colón tenía como objetivo hallar un refugio seguro para los judíos, debido a que habían expulsados de España. Por su parte Carol Delaney, un antropólogo de la Universidad de Stanford, afirma que Colón era un hombre profundamente religioso que se propuso navegar a Asia para obtener el oro que le permitiese financiar una cruzada para recuperar Jerusalén y reconstruir el templo sagrado de los judíos el que, según las creencias de la época, debía ser reconstruido para la llegada del Mesías.

A la misma conclusión llegaron los investigadores españoles José Erugo, Otero Sánchez y Nicolás Díaz Pérez, quienes afirmaron que Colón era un judío secreto cuyo viaje a las Indias tenía un objetivo completamente diferente al que él declaró.

Salvador de Madariaga, en su libro «Vida del Muy Magnífico Señor Don Cristóbal Colón» afirma que era de origen judío y que posiblemente practicaba esta religión. Otros autores han llegado a ver rasgos físicos propios de los judíos italianos en las descripciones que se conservan sobre el descubridor.

Tres aspectos de su testamento ofrecen pistas sobre su verdadera identidad: estableció una donación del 10 % como caridad para darle dote a niñas pobres, una costumbre judía practicada desde mucho tiempo atrás. Donó dinero a un judío que vivía en Lisboa y dejó algo que preció ser una firma oculta, una forma triangular de puntos y letras, similar a las inscripciones encontradas en tumbas de cementerios judíos en España y les dijo a sus hijos que conservaran este misterioso símbolo para toda la vida. Su traducción es un rezo que reemplaza al kadish hebreo, prohibido en España. De esta manera encubierta les pidió que recitaran kadish por él.

Los estudiosos señalan que también la fecha en que Colón zarpó es una prueba más de su identidad. En principio iba a zarpar el 2 de agosto de 1492, pero la fecha coincidía con Tishá Be

Av, (9 de del mes de Av) fecha en la que fueron destruidos el Primer y Segundo Templo. Por ello pospuso la fecha original, pues los judíos lo consideraron un día de mala suerte para zarpar.

El viaje de Colón no fue, como se cree habitualmente, financiado por la venta de las joyas de la reina Isabel, sino por dos conversos: Luis de Santángel y Gabriel Sánchez, que le dieron un préstamo sin intereses de 17 mil ducados; y por Don Isaac Abarbanel, rabino y estadista judío.

De hecho, las dos primeras cartas que Colón envió cuando volvió de su viaje no fueron a los Reyes Católicos, sino a Santángel y Sánchez, a los que agradeció apoyo.

Ya que hablamos de sus cartas es interesante señalar que tanto las mismas como su diario de vida presentan diferencias con el léxico de sus contemporáneos, un lenguaje que, para la mayoría de los españoles, era irreconocible, pues era el “ladino”, una versión judía del idioma español, análogo a lo que el idish es del alemán.

En la correspondencia que mantuvieron Colón y su hijo Hernando “hay muchas pruebas de sus creencias religiosas judías”. El navegante le recomendaba que ante la gente se comportara como mandaba la ley canónica, “pero entre nosotros, citando a Colón textualmente, tenemos que conservar nuestras costumbres”.

En todas sus cartas íntimas se advierte fácilmente en la esquina superior izquierda que es, nada más y nada menos, las conocidas letras en hebreo bet y hei, que representan las palabras beezrat Hashem, o ‘con la ayuda de Dios’. Dejamos a la imaginación del lector el porqué la de Colón al Rey y a la Reina, fue la única de las 13 cartas estudiadas que no contenía este símbolo.

 

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