No hay peor antisemita que un judío ignorante

Sin duda el antisemitismo es un problema de los no judíos que debe ser resuelto por ellos. Los judíos somos las víctimas, no los actores.

Ahora si la enfermedad ha golpeado y golpea dolorosamente al pueblo judío, mucho más dolorosa es cuando viene de miembros “enfermos” de nuestra misma familia. Los ejemplos sobran y se encuentran en todas las latitudes y épocas de la historia.

Son múltiples las explicaciones sociológicas y psicológicas de este síndrome de Estocolmo. No es este el momento de ahondarlas.

Este auto-odio se presenta particularmente entre muchos judíos “progresistas”. Hombres y mujeres que muchas veces tienen predicamento y reconocimiento entre sus pares y sociedades y que resultan particularmente funcionales a la más vieja y eterna enfermedad. Además, “si lo afirma un judío” quien soy yo, no judío, para desmentirlo.

Tal el caso del periodista argentino, Alejandro Bercovich , que no puede con su propia irracionalidad y falta de chequeo de los hechos. Hace un par de días comentando los significativos avances en el proceso de vacunación en Israel, tuvo que agregar que esto incluso se da con un gobierno como el de Netanyahu, expansionista y violador de los derechos humanos de los palestinos. Escúchelo sin vomitar.

Habla como si fuera un experto en el conflicto Israelo-Palestino, (todo judío parece serlo), desconociendo absolutamente la realidad objetiva y racional de los hechos, en una falta grave a los fundamentos de la tarea periodística.

Hablar mal de Israel y más si el malo de Netanyahu es el Primer Ministro es gratis, y queda bien.

Pobre muchacho no sabe de lo que habla y seguramente ni psicólogos, ni visitar el terreno, ni todos los datos objetivos lo curen. Hay cegueras que, a pesar de los avances israelíes para curarla, son incurables.

Mientras tanto Israel y los judíos seguiremos aportando a la ciencia e investigación que puedan incluso darle una mejor calidad de vida al periodista Alejandro Bercovich y muchos otros.

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