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Analizando con una mirada realista, a partir de los proceso abiertos en Oriente Medio

En las pasadas semanas, una serie de Acuerdos entre el Estado de Israel y algunos de los países del Mundo Árabe, parecen presagiar cambios geopolíticos en el Oriente Medio y el Norte de África, que desde una mirada de la corriente Idealista de las Relaciones Internacionales, constituyen el camino a la paz o al menos de una esperada convivencia pacífica.

Si, es una realidad tangible, que desde la creación del Estado de Israel, allá en 1948, los conflictos entre el Estado Judío y sus vecinos árabes se sucedieron, pero tras la Guerra de Yom Kippur, en 1973, se fueron dando hasta la actualidad, procesos de paz que tuvieron resultados positivos como los Acuerdos con Egipto primero y con Jordania después, pero otros se han visto frustrados e incluso, otros conflictos han tenido escaladas periódicas, como es el caso israelí palestino.

Tras esas décadas, los Acuerdos alcanzados con Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y días pasados las conversaciones bilaterales entre Jerusalén y Jartum, tienen el mismo objetivo, justamente en la capital sudanesa que en septiembre de 1967 se llevó a cabo la reunión de los líderes de ocho países árabes que decidieron los tres “NO”, no a la paz con Israel, no al reconocimiento del Estado Judío y no a todo tipo de negociación con el mismo, por eso para los memoriosos al recordar esto, el próximo Acuerdo con Sudán tiene un fuerte simbolismo más allá que es el final de los tres “NO”.

Si a estos eventos, sumamos las conversaciones entre Israel y el Líbano, anunciadas el 1 de octubre ppdo., para resolver las controversias fronterizas, tanto terrestres como marítimas, bajo mediación de la ONU y con los EE.UU. en el rol de negociador, algo solicitado por ambas partes, y por su parte, la alianza estratégica, no pública pero si en acto, entre Israel y el Reino de Arabia Saudita, contra un enemigo común, la República Islámica de Irán, podría entonces compartir la mirada de la Escuela Idealista, pero no es así, mi posición es el pragmatismo de la Escuela Realista, que me lleva a ser más prudente en cuanto a lograr esa convivencia pacífica en Oriente Medio, y más aún de una situación exenta de conflictos, es decir, la paz.

Mi posición se apuntala en los siguientes actores y sus visiones geopolíticas, en primer lugar la República Islámica de Irán y sus objetivos hegemónicos en la región para lo cual se vale de sus proxis, la organización político terrorista Hezbollah, que en está presente tanto en el Líbano, donde su ala política el Bloque de Lealtad a la Resistencia, ya ha negado que las conversaciones entre autoridades libanesas e israelíes puedan provocar la normalización de relaciones entre ambos estados, sin olvidar la presencia de milicias de la organización chiita en Siria, como así tampoco a Kataeb Hezbollah en Irak, también conocido como Movimiento de Resistencia Islámica de Irak, muy activo en la frontera iraquí-iraní, y que le facilita a Teherán mantener un corredor seguro para operar a lo largo de la Media Luna Chiita, a estas dos ramas del Hezbollah, la libanesa de Hassan Nasrallah y la iraquí de Seyed Hashem Musavi, debemos sumar los Hutíes en el Yemen, el Hamas en la franja de Gaza y el estado Sirio, gobernado desde hace 50 años por el clan alawita al Assad, el que le debe al régimen de los ayatollahs su supervivencia.

En segundo lugar, está el eje Qatar – Turquía, el primero es responsable financiero de las actividades de las organizaciones terroristas Hamas y en menor medida, de Hezbollah, mientras que el estado turco, a través de su visión Neo Otomana de la mano del autócrata Recep Tayyip Erdogan, despliega su accionar a lo largo de Oriente Medio, el Norte de África y más recientemente en el Cáucaso en oportunidad de reavivarse el conflicto armado entre Armenia y Azerbaiján, sin olvidar algo que señalé en columnas anteriores, la importación de elementos del E.I. a teatros de operaciones como Libia y mantener su presencia en el territorio sirio bajo el pretexto de su conflicto con los Kurdos, todo lo cual conforma una entente Turquía, Qatar e Irán.

En tercer lugar, es la estrategia que está desplegando el presidente turco en relación a la Cuestión Palestina, habida cuenta que tanto el presidente palestino Mahmud Abbas como la dirigencia del Hamas, han calificado de “traición” los Acuerdos que se han dado y los que estén en marcha entre países árabes y el Estado de Israel.

Es así, que Erdogan por un lado a aceptado el pedido realizado por Abbas, para que observadores turcos fiscalicen las próximas elecciones presidenciales y legislativas palestinas, para que los comicios sean, irónicamente, “libres y justas”, algo difícil de creer, teniendo en cuenta las amañadas elecciones llevadas a cabo en la propia Turquía en el 2018.

Pero esto viene como anillo al dedo al autócrata presidente turco, que bien sabido es su alianza con la Hermandad Musulmana egipcia y su filial gazarí, la organización político terrorista Hamas, como lo comprueban los más de 20.000 elementos de la Hermandad viviendo en Turquía y la extensión de pasaportes turcos a miembros de Hamas.

Por otro lado, las elecciones palestinas son prácticamente una falacia, veamos, en el 2005 Mahmud Abbas fue elegido presidente de la ANP, en el 2009 estaban previstos comicios para presidente y legislativas, pero el conflicto entre Al Fatah y el Hamas impidió los mismos, sin que olvidemos que en las legislativas del 2006 esta última organización político terrorista se hizo con la mayoría de los escaños, y por supuesto la violenta expulsión de los representantes del partido de Abbas de la franja de Gaza.

Desde entonces la disputa entre ambas facciones palestinas no ha tenido resolución pese a los esfuerzos realizados en su momento por Egipto y otros países árabes en algo más de una década, y desde entonces los palestinos no han tenido parlamento, ni elecciones, ni paz, y donde ambas partes, Hamas y Al Fatah, no sólo se han repartido culpas, sino que como siempre, cuando la ineptitud, la corrupción y la violencia priman en quienes dicen liderar a un pueblo, la culpa y los fracasos, es de terceros, Israel, los planes de paz propuestos por los EE.UU., y ahora también, la llamada “traición” de algunos países árabes.

En este contexto, es que Erdogan ve proyectarse su visión neo otomana, y por supuesto que su apoyo será para sus aliados, la Hermandad Musulmana y su filial Hamas, es por eso que hará todo lo posible para que esta vez se celebren comicios entre los palestinos, del que creo no equivocarme, el asegurar que la actual conducción de Al Fatah, pase a un régimen comandado por el Hamas, que financiado por Qatar, apoyado logística y armamentísticamente por Irán y ahora como aliado regional de Turquía, será un reeditado y más peligroso factor de conflicto, no sólo para Israel sino también para el Oriente Medio.

Podría agregar, un cuarto factor para fundamentar mi visión pragmática, y es en el contexto extra regional, por un lado la incertidumbre de los resultados de las elecciones presidenciales en los EE.UU., pues de no triunfar el actual presidente Donald Trump, una futura administración demócrata, si bien no ignoraría los Acuerdos firmados entre Israel y algunos países del mundo árabe, seguramente no mostraría un apoyo irrestricto hacia el Estado Judío, e incluso revisaría la política de sanciones económicas financieras hacia Irán o quizás ir más lejos proponer una nuevo Acuerdo con el régimen de Teherán, que posibilitaría que éste estuviera más cerca de concretar su programa nuclear con fines armamentísticos, y por otro lado, pero con certidumbre, que ese gran ajedrecista que es Vladimir Putin, moverá sus peones para gestionar conflictos en la región de manera que pueda afianzarse como árbitro regional, sin olvidar su alianza estratégica con Irán e intereses estratégicos en Siria.

Pues bien, por todo lo analizado, desde mi punto de vista realista, y finalizando mi columna , sin minimizar el alcance y la importancia de los procesos abiertos y concretados entre el Estado de Israel y algunos países del Mundo Árabe, creo que el camino hacia la pacífica convivencia en el Oriente Medio, es un camino de rosas con muchas espinas, lo que nos lleva a ser prudentes y no llevarnos por los engañosos cantos de las sirenas.

*Luis Fuensalida es especialista en asuntos internacionales. Fue Comisario Inspector y Jefe de Departamento Interpol de la Policía Federal Argentina.

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