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“Las familias necesitan en este momento sentir que son parte de algo más grande, ser comunidad”

Ante la preocupación por los efectos económicos y sociales en las comunidades judías del mundo, derivadas de las cuarentenas impuestas para dar respuesta a la pandemia de coronavirus, dialogamos en ésta oportunidad con del Dr. Sergio Herskovits, director del Instituto Hebreo Chaim Weitzman de Santiago de Chile.

“Chile tiene una de las más bajas tasas de mortalidad de los países de la OCDE, y aparte tiene económicamente espalda para no derrumbarse como un castillo de cartas. También venia de la crisis del año pasado en octubre cuando fue el levantamiento social, y si bien se esperaba para marzo un mes muy difícil después de las vacaciones por el tema social, el temblor vino por el lado de la salud y el gobierno ha establecido apoyo a empresas y a la gente más desprotegida, porque tenía muchos ahorros que fue generando con los años.

Hoy Chile tiene un mercado de capitales de más de 200 mil millones de dólares y un sistema bancario en el que la gente confía, y entonces hay muchos depósitos. Se hizo un fondo anticíclico en época de vacas gordas, con lo cual puede hoy apoyar a las empresas sin que la inflación se dispare, la inflación se mantiene en los términos históricos de tres  o cuatro por ciento. Desde la macro economía Chile está relativamente tranquilo en comparación con la región, eso no quita que haya gente que se le está `secando la caja´ y que haya que apoyarlas desde el punto de vista económico. Hay gente que está teniendo problemas de comida y ahí es donde el Estado tiene que apoyar en esta emergencia”, explicó Herskovits.

Con relación a la colectividad judía en Chile, aclaró que “la comunidad tiene, igual que el país, sectores que están más acomodados y sectores que lo están menos. Hay una fundación muy linda que se llama Reshet (red) que sería como en Argentina la Fundación Tzedaká, que se encarga de apoyar a las familias más pobres con cajas de comida. También hubo una campaña para la vacunación de integrantes de la comunidad y  una campaña de donación para aquellas familias que no podían pagar las vacunas para la influenza”.

“Las instituciones comunitarias están cerradas, nuestros rabinos tratan de estar cerca de la gente para darles apoyo espiritual y clases, tanto desde la reforma como hasta la ultraortodoxia, todo están comprometidos.  Desde los dos colegios de Santiago y el colegio de Viña estamos haciendo lo imposible para también acompañar a las familias que necesitan en este momento, más que nunca, sentir que son parte de algo más grande, ser comunidad”, indicó Herskovits.

El Instituto Hebreo cuenta con 1480 alumnos, 850 familias y 280 personas que trabajan en el colegio, en el marco de una comunidad judía de alrededor de 17 mil integrantes.

“Definitivamente ha habido dificultades para pagar la escolaridad de los hijos. Hay quienes son pequeños empresarios o comerciantes y tienen sus negocios cerrados. A otros consultores les han bajado también sus ingresos, empleados a los que les han bajado los sueldos, también ha habido desvinculaciones, fines de contratos laborales. El gobierno también ayudó a que hubiera empresas  a las que se les pueda pagar el 75 por ciento del sueldo con apoyo del Estado”. dijo el Director del Instituto,  acerca de las dificultades económicas y financieras que afrontan los miembros de la colectividad.

“Nosotros, por ahora, hemos podido cumplir con todas nuestras obligaciones. Tenemos cerca de 300 empleados en el colegio y también a ellos hay que cuidarlos mucho. Los profesores están muy estresados porque tienen que trabajar más de doce horas. A veces los papás no tomamos conciencia, creemos que porque se ponen delante de la cámara ese es todo su trabajo pero el trabajo es mucho más duro que lo que era antes”, explicó Herskovits.

“Los papás están viendo ahora a sus hijos en un rol en que habitualmente no los veían, todos los actores de la Educación estamos cambiando nuestro rol. Hoy el papá se transformó en un auxiliar docente en el que  también es papá o mamá y entonces se involucra lo emocional; y al mismo tiempo está estresado y presionado porque tiene que cumplir con el teletrabajo, entonces toda esta combinación requiere de mucha paciencia”, dijo en alusión a los nuevos métodos de educación a distancia que ponen como escenario del acto educativo los hogares de alumnos y docentes.

El Instituto desarrolla sus actividades basado en un modelo pedagógico-tecnológico llamado Yuval, que atraviesa las distintas áreas del colegio y toma su forma más concreta en la Central Pedagógica Tecnológica. La escuela fue fundada en el año 1930 y su visión más allá del presente, la ubicó en una posición de privilegio para encarar el desafío de la utilizar la tecnología al servicio del proceso educativo en tiempos de la pandemia.

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